El consumo de café y los ataques cardíacos están vinculados, aunque los estudios científicos difieren en sus apreciaciones. Para algunos investigadores, el café aumenta el riesgo cardiovascular y, para otros, sucede lo contrario.
Entre las bebidas mundiales, el café ocupa un lugar importante. Se toma en casi todo el planeta y constituye un hábito que excede a la alimentación en sí. El momento del café es, muchas veces, un espacio de encuentro y diálogo.
Por eso, despierta interés el efecto que pueda tener en la salud. Son tantos sus consumidores que, de detectarse un riesgo fehaciente para la vida, habría que tomar medidas estrictas.
En general, existe una mala prensa que vincula la cafeína con los factores de riesgo cardiovasculares. Es más, no resulta infrecuente que los pacientes que padecieron infartos suspendan el café por propia decisión, sin indicación médica.
Para hablar de consumo de café y ataques cardíacos, se solía establecer que la cafeína era la sustancia a estudiar. Eso traía a colación otras bebidas que también la contienen, como ciertos energizantes. Pero un estudio científico sueco puso en evidencia que el café como tal es un problema de acuerdo a la forma de prepararlo y no precisamente por la cafeína sola.
La forma de consumo de café y el riesgo de ataques cardíacos
Un grupo de estudio de la Universidad de Gotemburgo investigó las diferencias entre los efectos cardíacos de las variadas formas de preparación del café. Es interesante cómo cada modalidad afecta a la mortalidad de los grupos estudiados.
Según este estudio, el filtro es el principal determinante de la relación entre el consumo de café y los ataques cardíacos. Cuando se filtra el café, se impide que lleguen al cuerpo sustancias con efectos indeseados.
Estas sustancias son capaces de aumentar los valores de colesterol LDL, incrementar la frecuencia cardíaca y alterar el ritmo cardíaco. Las tres cuestiones son negativas para las arterias y para el corazón. Es peor aún si el individuo en cuestión tiene otros factores preocupantes, como la obesidad, o una patología de mayor riesgo, como la diabetes.
Según los investigadores de Suecia, cuando el café no se filtra pasan al cuerpo 30 veces más sustancias tóxicas que las que lo hacen al filtrar. Esa diferencia puede ser significativa en términos de salud.
Estudios con opiniones contrarias
Por otro lado, a contracorriente de los investigadores suecos, hay metaanálisis que propugnan el uso del café como protector cardíaco, en lugar de como factor de riesgo. Esto formó parte de las recomendaciones cardiológicas en la última década.
Un metaanálisis publicado en la revista Journal of the American College of Cardiology no encontró asociación alguna entre el consumo de café y los ataques cardíacos. Al contrario, los efectos que se desprendieron de la revisión hablan de un beneficio.
En los sujetos analizados, si tomaban hasta 4 tazas de café diarias, tenían 18 % menos de riesgo de morir antes. En conclusión, los bebedores habituales y moderados de café tenían una supervivencia mayor.
La explicación podría estar en los antioxidantes del café, que se ingieren junto a la cafeína. Estas sustancias son importantes para el envejecimiento celular, ya que bloquean las toxinas internas que el ser humano produce por el mero hecho de estar vivo.
El problema del cortisol: consumo de café y ataques cardíacos
La cafeína es una sustancia que incrementa la producción de cortisol en el cuerpo. El cortisol es conocido como la hormona del estrés, ya que el ser humano la libera para aumentar su respuesta de alerta y de defensa.
Cuando hay exceso de cortisol, aumenta la frecuencia cardíaca y se eleva ligeramente la presión arterial. Ambas situaciones no son deseables en un enfermo cardíaco, ni en alguien con riesgo cardiovascular elevado.
Los bebedores habituales se acostumbran a esos niveles de cortisol un poco aumentados. La elevación de presión arterial no es significativa y no parece aumentar el bombeo cardíaco. De todas maneras, quienes tienen recelo frente a la bebida y su efecto en el corazón, lo evitan por este motivo.
No está claro que el consumo de café lleve a padecer ataques cardíacos por culpa del cortisol, pero se sigue investigando al respecto. Mantener los niveles de esta hormona a raya es una de las esperanzas terapéuticas frente a la hipertensión arterial, por ejemplo.
¿Debemos consumir café?
La respuesta es que podemos tomar café si nos gusta la bebida. Como todo en la vida, la moderación será una manera de asegurar que los efectos adversos posibles no aparezcan.
Es importante entender que el consumo de café por sí solo no puede generar ataques cardíacos. Otros aspectos como la dieta y el ejercicio se involucran en la ecuación del riesgo cardiovascular. Son los hábitos saludables los que, en definitiva, nos cuidan.
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