LEMPIRA. La deforestación amenaza a la Montaña de Camapara, un sitio valioso no solo para comunidades, sino también para cientos de especies que tienen su hábitat ahí.
No obstante, aún sin señalamientos, sin responsables, expertos señalan que las consecuencias a largo plazo podrían ser grandes e irreversibles. Camapara es un área que está siento afectada por la tala ilegal y quema de más de cinco mil árboles de liquidámbar.
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Tres comunidades son las que limitan con la Montaña Camapara. Pero, el área abastece de agua a más de 20,000 personas de:
- Gracias: Mejocote y Rodeo El Pinal.
- La Campa: Soanoi, Cruz Alta, Mataras.
- La Campa «casco urbano»: Barrio San Matías, Nueva Esperanza, Mezcalillo, Apangual, Cañadas, Monqueta, San Cristóbal, Tontolo, Camalote.
- San Marcos Caiquín: Casco urbano, Tierra Colorada, Azacualpa, La Misión, Arcamon, Coalaca y Suntulin.
- San Manuel de Colohete: Membrilla.
Las imágenes de este sitio, dan un panorama nada alentador, en especial, porque todavía no existen acusaciones, y aún no hay personas detenidas por este delito ambiental. Lo que impacta es que pese al daño, las autoridades encargadas tomen el tema a la ligera, dicen pobladores.
Ante ello, varios expertos ambientalistas señalan que el no detener la deforestación puede generar problemas más grandes, y las consecuencias serán graves.
Consecuencias irreversibles…
El experto Pedro Landa, declaró que al ser un bosque virgen, los daños que se están provocando son irreversibles, además explicó que el impacto será inmediato, así como a mediano y largo plazo.
Landa sostuvo que las consecuencias tienen que ver con la disminución de la cobertura vegetal. También, hay mayor riesgo de deslizamientos como los que ya se han visto en otras zonas del país.
«Está el riesgo de la disminución de la calidad y la cantidad de agua que llegan a las personas que se abastecen de este vital recurso», añadió.
El ambientalista mencionó que además, la deforestación puede contribuir a que baje todo el ecosistema circundante, puesto que, la montaña es área característica por tener árboles de liquidámbar.
«Viene de líquido, por tener una resina que se extrae, esta tiene propiedades ancestrales que los pueblos indígenas han utilizado hasta para sus ceremonias», explicó.
Landa sostuvo que ante ello, también se está perdiendo un patrimonio cultural de la región y de la población que habita en esta zona. Asimismo, manifestó que la montaña, al estar en una zona indígena puede contener también artefactos arqueológicos.
«En la medida que la tala vaya aumentando se puede ir destruyendo el patrimonio», aseveró.
Daño al medio ambiente
El hondureño afirmó que por la altura de Camapara se presenta además como una zona que genera aire y también frescura a los valles y comunidades aledañas. «Si se destruye esto, la calidad del ambiente y del clima se verán afectados», expuso.
De igual forma, el ambientalista afirmó que las consecuencias se verán en la vida silvestre que habitan en el bosque virgen, los cuales son esenciales para la conservación de biodiversidad.
«En la medida que el ecosistema ha afectado de una forma tan salvaje, también se destruye donde viven estas especies y entran en un periodo de mayor riesgo de desaparecer o estar en peligro de extinción«, agregó.
Pedro Landa aseguró que las autoridades ambientales deben intervenir directamente para impedir que esta situación siga ocurriendo, pues la cantidad que se reporta de deforestación es tan grande que no se puede atribuir a que son los pobladores los responsables.
«Esto también implica alguna especie de tráfico y comercialización ilegal. Además, la madera es utilizada con fines de construcción», afirmó.
Por otro lado, el experto manifestó que otra de las características de la montaña es que tiene un bosque nublado, sin embargo, de seguir el problema, desaparecería esta categoría y provocaría un desastre ecológico más.
Landa acotó que se deben comenzar investigaciones exhaustivas y urgentes. Asimismo, pidió hacer monitoreos y estar vigilando la zona. Además, determinó que debe intervenir inmediatamente el Ministerio Público para que el problema no siga avanzando.
Ausencia de cobertura boscosa
Por su parte, la ambientalista Diana Betancourt y la ingeniera forestal Katherine Polanco aportaron al tema que este exterminio de la cobertura vegetal, impacta directamente en la reducción significativa de la producción de agua y en el detrimento de su calidad para las comunidades que se abastecen de esta montaña.
Agregaron que entre otros impactos ambientales negativos por la deforestación de la Montaña Camapara, está la migración de especies silvestres que se ven obligadas a abandonar sus territorios a causa del cambio de cobertura forestal.
«Como consecuencia se rompe la cadena de servicios ecosistémicos en la zona, ya que las especies de fauna y el ambiente juegan un papel importante para el equilibrio ecológico», externó.
Sostuvieron que la ausencia de cobertura boscosa, aumenta la erosión del suelo causando reducción de la captación de agua en época de verano y grandes arrastres de agua y sedimento en época lluviosa.
«Si la situación de tala de árboles continúa, el acuífero local se verá afectado por la falta de infiltración de agua en el suelo. La deforestación aumentará las posibilidades de inundaciones en las comunidades que se encuentran en las partes bajas», sostuvieron.
Explicaron lo anterior, dado que la capacidad de retención de agua se reduce drásticamente. El microclima también se ve afectado, causando aumentos en la temperatura que desfavorece los cultivos en zonas donde el uso del suelo tiene esta vocación, afirmaron.
De acuerdo con el aporte de las expertas esta situación en menor o mayor proporción está ocurriendo en muchas zonas de Honduras. Ante ello, determinaron que realmente debe haber una preocupación social para exigir mejores controles ambientales.
¿Por qué el problema persiste?
Según manifestaron, existe un marco regulatorio fuerte que debería proteger estas zonas, así como entidades reguladoras pertenecientes al Gobierno de la República, como el ICF, la Secretaría de Recursos Naturales y Ambiente (Miambiente) y la Fiscalía del Ambiente, y a nivel local: las municipalidades.
«Es necesario que la sociedad en general exija un alto a estos delitos ambientales y estas entidades actúen responsablemente. La Montaña Camapara nos debe llevar a exigir planes de acción concretos. Para implementar la protección, recuperación y monitoreo de áreas con vocación forestal, independientemente del estatus de tenencia de la tierra», finalizaron.
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