Gracias a su suave clima tropical, los países de América Latina y del Caribe poseen una enorme variedad de frutas que pueden formar parte de platos de lo más exóticos y que, sin duda alguna, constituyen uno de los postres más exquisitos, nutritivos y sanos que llevarse a la boca.
La riqueza frutícola de estas regiones envuelve siempre a los turistas y visitantes que llegan a ellas imaginando vivir una aventura tropical envidiable.
Piñas, papayas, mangos, guayabas, maracuyá y otras menos conocidas como el mamoncillo, el açaí, el zapote, el mangostán, el lulo o la guanábana son solo algunos ejemplos. Y precisamente de la guanábana hablaremos en profundidad a continuación, tratando de esclarecer los posibles efectos en la salud de consumir esta fruta.
Dado que en cada país recibe un nombre distinto, quizás la conozcas como graviola, yaca, corosol, catucho o soursop. La guanábana tiene un aspecto similar a la chirimoya, con una piel de color verde intenso, recubierta de pequeñas espinas, y una pulpa carnosa y blanquecina o un tanto amarillenta. De sabor ligeramente ácido y tamaño extragrande, puede llegar alcanzar un peso de 2 kilogramos. En su interior, además de abundante jugo, posee numerosas semillas que se desprenden con facilidad.
Guanábana, ¿buena contra el cáncer?
La guanábana se ha puesto muy de moda fuera de Latinoamérica por sus propiedades nutritivas y, sobre todo, supuestas cualidades anticancerígenas, puesto que, tal y como aseguran diversas investigaciones científicas, no hay estudios suficientes que lo aseguren.
Desde tiempos remotos, los nativos de los lugares donde se cultiva y crece la graviola le han atribuido innumerables propiedades terapéuticas o curativas. No obstante, a raíz de algunos estudios realizados in vitro o in vivo en animales, su posible efecto anticancerígeno ha sido el más difundido en los medios de comunicación.
Aparte de contener presuntos compuestos beneficiosos en el tratamiento del cáncer, a falta de estudios clínicos en humanos, la guanábana destaca por su elevado contenido en potasio y bajo aporte de sodio que la hacen adecuada para personas con diabetes, hipertensión arterial o problemas cardiovasculares. Entre los minerales también cabe destacar el magnesio y, en menor cantidad, el hierro.
Por la presencia de vitamina C y provitamina A, sustancias de acción de antioxidante, la guanábana resulta idónea para quienes tienen riesgo de sufrir deficiencias en dichas vitaminas y en etapas donde las necesidades de nutrientes están aumentadas.
Esta fruta tropical puede ser una aliada en dietas de adelgazamiento o control de peso, y cuenta con propiedades laxantes que le confiere la fibra soluble. En resumen, la guanábana ayuda a regular la tensión alta, fortalece el sistema inmunológico, es antibacteriana, favorece la salud digestiva y tiene acción relajante. Además, como el contenido en agua es elevado, su valor calórico no es muy alto: 100 gramos de guanábana aportan alrededor de 65 calorías.
La guanábana o graviola se suele consumir como fruta, zumo o infusión, pero también se vende en forma de extracto o en cápsulas.
Antes de iniciar cualquier tratamiento con graviola por nuestra cuenta para aprovechar sus propiedades antitumorales es recomendable consultar con un médico, terapeuta o profesional de la salud competente. Aunque la graviola posee una interesante composición nutricional y numerosas propiedades terapéuticas tiene componentes potencialmente tóxicos, según apuntan algunos investigadores.