Investigadores quisieron averiguar si hablar con una persona infectada también conlleva un mayor riesgo de infección. Ellos, se dispusieron a estudiar cómo se mueven las gotas del habla en el espacio aéreo entre las personas que interactúan.
Al parecer, las microgotas o gotas de Flügge, es decir las pequeñas gotas de secreciones (principalmente saliva y moco) que se expulsan de forma inadvertida por la boca y la nariz, también se emiten al hablar (incluso en voz baja). Además, pueden potencialmente transmitir gotitas portadoras de virus, como el SARS-CoV-2, a otras personas cercanas.
Para responder a las dudas, un equipo de investigación llevó a cabo simulaciones por ordenador. Ellos analizaron el movimiento de los aerosoles al momento del habla.
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Un equipo integrado por investigadores del Departamento de Ingeniería Aeroespacial del Instituto Indio de Ciencias (IISc), junto con colaboradores del Instituto Nórdico de Física Teórica (NORDITA) en Estocolmo y el Centro Internacional de Ciencias Teóricas (ICTS) en Bangalore visualizaron escenarios en los que dos personas sin mascarilla están de pie a dos, cuatro o seis pies de distancia y hablando entre sí durante aproximadamente un minuto.
Luego estimaron la velocidad y el alcance de la propagación de los aerosoles de voz de uno a otro. Ellos publicaron sus hallazgos en la revista Flow. Según vieron, sus simulaciones mostraron que el riesgo de infectarse era mayor cuando una persona actuaba como un oyente pasivo y no participaba en una conversación bidireccional.
Además, factores como la diferencia de altura entre las personas que hablaban y la cantidad de aerosoles liberados por la boca también parecieron jugar un papel importante en la transmisión viral.
Sourabh Diwan es profesor asistente en el Departamento de Ingeniería Aeroespacial y uno de los autores correspondientes y aseguró que “hablar es una actividad compleja. Además, cuando las personas hablan, no son realmente conscientes de si esto puede constituir un medio de transmisión de virus”.
Y tras agregar que “en los primeros días de la pandemia de COVID-19, los expertos creían que el virus se propagaba principalmente sintomáticamente al toser o estornudar”, Diwan ahondó: “Pronto, quedó claro que la transmisión asintomática también conduce a la propagación de COVID-19″.
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