TEGUCIGALPA, HONDURAS. Según palabras del comandante de la Dirección Nacional de Fuerzas Especiales (DNFE), Miguel Pérez Suazo, a Hable Como Habla, el expresidente de la República, Juan Orlando Hernández, le contó cómo pasó sus últimos días en el Comando de Fuerzas Especiales, mejor conocido como «Los Cobras».
«Él nos platicaba que tuvo tiempo para meditar, es decir, durante estos 66 días, dijo que hubo mucho tiempo para saber que en algunas ocasiones pudo equivocarse. Asimismo, que confiaba mucho en Dios y que esperaba salir bien librado de este proceso», declaró Suazo.
Asimismo, continuó asegurando que el exmandatario hondureño «fue muy perseverante, optimista y definitivamente se fue con un semblante positivo».
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«Él le daba palabras de alivio y aliento a su familia, ya que la última noche que vino la ex primera dama (Ana García de Hernández), le rodaron las lágrimas al saber que sería la última vez que iba a visitar al exmandatario en estas instalaciones y en este país», aseveró Suazo.
Por otro lado, el comandante asegura que nunca vio llorar al extraditado hacia los Estados Unidos.
«El expresidente nunca derramó una lágrima, siempre se mostró tranquilo, sereno y optimista bajo las condiciones que estaba», contó Suazo.
El comandante, quien acompañó al expresidente durante su traslado terrestre, dice que incluso llegaron a alcanzar una velocidad de 150 kilómetros por hora.
«Él iba escuchando a través de la radio las declaraciones que se iban dando sobre su traslado, llevamos hasta 16 vehículos en dicha caravana», dijo Suazo.
¿Qué habría pasado si alguna amenaza se acercara al vehículo que transportaba a JOH?
Según palabras del comandante de «Los Cobras», no hubieran dudado abrir fuego ante cualquier amenaza.
«Nosotros estábamos preparados para cualquier eventualidad. Incluso, si hubiéramos visto una amenaza que pusiera en riesgo la vida del expresidente, hacemos uso de nuestras armas reglamentarias sin ningún tipo de problemas», concluyó Suazo.
Así era el cuarto donde estaba recluido JOH en Los Cobras
El expresidente JOH permaneció 66 días en un cuarto de la Dirección Nacional de Operaciones Especiales (Cobras) previo a su extradición.
Desde la entrada a la habitación, el exmandatario era vigilado por agentes policiales que se encontraban en la puerta que lo separaba del mundo exterior.
Estos oficiales permanecían en alerta y armados para evitar cualquier acción sospechosa. Al entrar, se podía observar dos sillas rodeando una puerta y una más atrás, lugares que ocuparon policías mientras resguardaban al expresidente extraditado.
Al cruzar esa parte, se encontraba un pequeño espacio con unas sillas y un escritorio. En este sitio se ubicó un oficial de servicio en compañía de cuatro elementos de seguridad, quienes permanecían en vigilancia las 24 horas del día.
Asimismo, se puede observar una refrigeradora y un microondas que estaban al servicio de Hernández.
Al traspasar la tercera puerta, estaba un efectivo policial hondureño y una agente de la Organización Internacional de Policía Criminal (Interpol), debido a la revisión que se le realizaba a la ex primera dama, Ana García, cuando visitaba a su esposo.
En este mismo espacio se encuentra el botiquín que almacenaba los medicamentos que utilizó el expresidente durante su estadía en Los Cobras.
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