REDACCIÓN. Todos tendemos a echarle la culpa al otro por los problemas en nuestra relación, pero muchas veces el dilema somos nosotras mismas. Lo bueno de saber si eres tú quien está destruyendo la relación, además de estar sufriendo como loca, es que puedes solucionarlo, y vivir una vida plena y feliz.
Nueve actitudes revelan que eres una mujer tóxica:
1. Das vuelta a las cosas
Para remediar esto, tienes que pensar conscientemente que, a menos de que alguien te haya puesto un arma en la cabeza para que hagas algo, o dejes de hacerlo, tú eres la única persona responsable de tus propias decisiones.
2. Eres una persona negativa
Primero debemos marcar la diferencia entre negativa y realista. Si eres de las personas que ve los pro y los contras llegando a un balance entre ambos antes de tomar una decisión, entonces estamos hablando de una persona realista.
Por el contrario, las personas negativas sólo son capaces de ver lo malo en todo, hasta en lo que es bueno.
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3. Vives criticando
La sabiduría de no ser una persona tóxica está en tratar de encontrar un balance entre los impulsos de criticar, e invertir el 50 por ciento de nuestro tiempo en fijarnos en el qué, cómo o dónde de los demás, para concentrarnos en nuestros propios defectos y tratar de ser mejores.
4. Notas que los amigos no te duran
Te cuesta muchísimo encontrar y mantener nuevas amistades, o notas que muchos de tus amigos de años, se están comenzado a alejar de ti.
La reacción y comportamiento de tus amigos son una gran señal que puedes usar para darte cuenta de si algo ha cambiado en ti, que impulsa a las personas a salir de tu vida.
5. Piensas que ser «brutalmente» honesta es una de tus virtudes
Ser honesta es una virtud que no todas las personas poseen. El problema no radica en la honestidad, sino en cómo lo dices. Nadie necesita que le digas la verdad de una manera brutal, de una forma en la que sabes que vas a causarle daño.
6. Siempre armas discusiones
Con amigos, tu pareja, tu familia, siempre encuentras la forma de comenzar una discusión. Mientras discutes, te das cuenta de que lo hecho no tiene sentido, y que no tienes la razón, sin embargo haces que las cosas sigan escalando y escalando, con un énfasis en colocarte a ti como la víctima.
7. Te gusta controlar a todos y todo (es algo más fuerte que tú)
Manipulas y haces lo que sea, con tal de que tu esposo no haga lo que él quiere hacer. Muchas veces en medio de la tormenta que creaste, te das cuenta de que ni siquiera te importa lo que estás tratando de controlar, pero no te detienes, sientes la necesidad de lograr que las cosas se hagan cómo tú quieres.
8. “No me importa lo que los demás piensen de mí. Yo soy como soy”
Sabes que eres insoportable cuando quieres serlo, sin embargo, no piensas que debes cambiar. Te escudas detrás de la teoría de que, quien te ama te acepta como eres.
9. Te ofendes con mucha facilidad
No te cuesta nada ofenderte. Te encanta decirle a los demás lo que piensas de la manera más brutal, pero no te aguantas nada de regreso y cuando no sabes cómo ganar una pelea, entonces te haces la víctima.
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