REDACCIÓN. Una nueva investigación de la Universidad de Florida Central (UCF) publicada este mes en la revista Physics of Fluids ha identificado algunas de las características fisiológicas que podrían convertir a una persona en una superpropagadora.
Lo anterior, respecto a los virus que se transmiten mediante gotitas de saliva al toser o estornudar, como es el caso del SARS-CoV-2.
Los autores de la investigación usaron modelos 3D generados por computadora. Eso para simular numéricamente estornudos y calcular a qué distancia llegan en función de si su emisor pertenece a uno de los siguientes tipos de persona: un individuo con dientes y con la nariz limpia de mucosidad, individuo sin dientes y con la nariz limpia de mucosidad. Un individuo sin dientes y con la nariz congestionada, o un individuo con dientes y con la nariz congestionada.
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Los autores del estudio descubrieron que la distancia a la que expulsa las gotas un superesparcidor de COVID-19, que tiene la nariz congestionada y la dentadura completa es aproximadamente un 60 % mayor. Eso en comparación con una persona sin dientes y con la nariz limpia.
El rol de los dientes y la nariz limpia
La velocidad y la distancia a la que viajan las gotas de saliva al estornudar disminuyen cuando el emisor del estornudo tiene la nariz libre de mucosidad, concluyó el estudio.
Los investigadores explican que esto se debe a que una nariz despejada proporciona una vía adicional a la boca para que salga el estornudo. En cambio, cuando la nariz está congestionada, el área por la que puede salir el estornudo queda restringida, lo que provoca que las gotitas de estornudo expulsadas por la boca aumenten de velocidad.
Del mismo modo, los dientes también restringen el área de salida del estornudo y hacen que las gotitas aumenten su velocidad.
«Los dientes crean un efecto de estrechamiento en el chorro que lo hace más fuerte y más turbulento», dice Michael Kinzel, profesor asistente del Departamento de Ingeniería Mecánica de la UCF y coautor del estudio.
«En realidad, parecen impulsar la transmisión. Entonces, si ve a alguien sin dientes, puede esperar un chorro más débil por el estornudo de esa persona», señaló.
Kinzel subrayó que su estudio es el primero «que tiene como objetivo comprender el porqué subyacente de qué tan lejos viajan los estornudos». Es importante, ya que saber más sobre los factores que condicionan la distancia que recorren estas gotas puede ayudar a controlar la propagación del virus. Asimismo, se debe hacer énfasis en el cuidado, para evitar ser un superesparcidor de COVID-19.
Fuente: RT
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