La revista Time y el Eurasia Group, la consultora de riesgo político fundada por Ian Bremmer en 1998, destacaron a 11 países de distintas regiones del mundo por su respuesta ante la pandemia del nuevo coronavirus.
En un artículo publicado, con datos tomados hasta el 12 de junio, explican que la selección de cada país se basó en su capacidad para administrar con éxito tres frentes: la gestión sanitaria de la crisis, la conducción política y la respuesta económica.
Para cada categoría, los investigadores del Eurasia Group elaboraron una escala de eficacia basada en criterios cualitativos y cuantitativos.
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Alemania
Si bien tiene muchos contagios (casi 200 mil), es el que obtuvo mejores resultados entre los grandes países europeos, sobre todo en términos de mortalidad: 8.752 para una nación de 83 millones de habitantes.
«La respuesta de Alemania al virus se mantiene como un modelo dentro de Europa, reflejando una medida de buena suerte así como su fuerte posición de partida. Sus rápidos esfuerzos de contención (incluyendo pruebas generalizadas, amplia comunicación pública y transparencia) recibieron un amplio apoyo público. Y también ha ayudado el hecho de que, en su mayor parte, las pautas de distanciamiento social parecen haberse respetado», segú la revista.
Argentina
Es la única nación de América Latina que ingresó al selecto grupo y una de las dos de todo el continente americano. Con 27.373 casos confirmados, 772 muertos y 8.743 recuperados hasta el 12 de junio, está entre los que tiene menor mortalidad por habitante en la región.
«La entrada más sorprendente de esta lista, dado que el país ha desencadenado su noveno default financiero». Argentina introdujo estrictas medidas de distanciamiento social, y los ciudadanos las acataron. Como resultado, sus números se ven mucho mejor que los de la mayoría de sus vecinos.
«Los Fernández (junto con su vicepresidenta y expresidenta Cristina Kirchner) fieles a sus raíces ideológicas, ofrecieron a los trabajadores de bajos salarios una suma global de 10.000 pesos para ayudarlos a capear la crisis. Mientras tanto, los nuevos casos en Buenos Aires están aumentando, y hay cada vez más críticas al estricto confinamiento (las restricciones se han suavizado en otros lugares). Sin embargo, su deseo de cuidar de su gente y la decisión de desviar recursos del pago de la deuda para hacerlo, aún a riesgo de un inminente colapso financiero, ha sido la mejor opción entre las malas alternativas», asegura Times.
Corea del Sur
Es el otro país de Asia Oriental que dio algunas lecciones clave al resto del mundo respecto de cómo enfrentar la pandemia. Tuvo un brote muy fuerte, originado en una secta religiosa, pero logró superarlo rápidamente sin necesidad de una cuarentena generalizada y respetando la libertad de movimiento de sus ciudadanos.
Sumaba un total de 11.902 casos confirmados y 276 muertes. Al igual que Singapur, aprendió de una epidemia reciente: en su caso fue el MERS, que lo tomó desprevenido en 2015, sigue siendo la envidia de las principales democracias industriales.
Su continua vigilancia, sus extensas pruebas y el rastreo de contactos, el aislamiento y el tratamiento de los casos confirmados, siguen siendo un modelo al que la mayoría de los demás países solo pueden aspirar; sobre todo porque logró hacerlo sin que su economía se detuviera.
Taiwán
Tenía apenas 443 casos positivos y siete muertes, pero no necesitó paralizar completamente el país para lograr ese resultado.
«En lugar de cerrar su economía durante semanas en un intento de frenar el virus, Taiwán tomó otro camino; después de cerrar rápidamente sus fronteras y prohibir las exportaciones de máscaras quirúrgicas, el Gobierno utilizó el rastreo de contactos para identificar y garantizar que los que estaban en cuarentena cumplieran realmente las normas», explica la revista.
Singapur
«Singapur fue uno de los primeros países aclamados como ‘ganador’ por su respuesta a la pandemia, una reputación bien merecida gracias a su enfoque agresivo de la localización de contactos (que incluía el escaneo de las identificaciones de las personas en los supermercados) y los testeos generalizados», cita la revista Time.
«En retrospectiva, Singapur estaba bien situado para superar a otros en su respuesta a la pandemia, dadas las lecciones aprendidas anteriormente de la epidemia de SARS, su pequeño tamaño (5,7 millones de personas en total) y el enfoque centralizado de ‘estado niñera’ no solo para las crisis sanitarias, sino también en otras facetas de la política. El gobierno construyó camas temporales a velocidades vertiginosas para albergar a los pacientes de COVID-19, manteniendo baja la tasa de letalidad (inferior al 0,1% de los casos confirmados)», agrega.
Nueva Zelanda
Bajo el liderazgo firme y cálido al mismo tiempo de la primera ministra Jacinda Ardern, consiguió esta semana que no quedaran casos activos de COVID-19 en todo su territorio. Terminó así esta etapa de la pandemia con 1.504 personas infectadas y 22 muertes.
«Cuando se trata de una pandemia global, ayuda el hecho de ser una nación insular escondida en un rincón lejano del planeta. Pero el ascenso de Nueva Zelanda en la clasificación es mucho más que buena suerte geográfica», expone Times.
El primer caso de Nueva Zelanda fue detectado el 28 de febrero, y en relación con otros gobiernos, se movió rápidamente para cerrar el país, menos de tres semanas después.
Una semana más tarde no solo había cerrado los negocios no esenciales, sino que fue aún más lejos, instituyendo un «cierre de nivel 4», que significaba que las personas solo podían interactuar con otros dentro de su casa.
«En un intento de ‘eliminar’ el virus en su totalidad (acompañado de mensajes de texto de emergencia que explicaban claramente lo que se esperaba de los individuos). Hay que estar en una posición afortunada para poder intentarlo, pero la forma ordenada en que Nueva Zelanda lo hizo fue admirable, acompañada de videos en vivo en Facebook por la primera ministra Jacinda Adern. Ahora el país está libre de COVID-19», explica Times.
Australia
Con una población de 25 millones de habitantes, cinco veces más que Nueva Zelanda, acumula 7.276 infectados y 102 muertos.
«Scott Morrison, su primer ministro, ha sido uno de los líderes mundiales más amigables con Trump hasta ahora, pero la respuesta entre los dos líderes no podría ser más diferente. La respuesta coordinada de los funcionarios del gobierno australiano en todo el espectro político, y sobre todo su deferencia a los científicos, ha dado como resultado algunas de las mejores cifras del mundo. El estímulo económico de más del 10 % del PIB, destinado a subsidios salariales, la duplicación de las prestaciones de desempleo y el cuidado gratuito de los niños para todos, también ha contribuido de forma espectacular», indica el estudio.
Canadá
A diferencia de todos los demás, tuvo altas tasas de contagio y de mortalidad: registraba 98.645 casos positivos y 8.035 muertes para una población de 37 millones. Pero la publicación estadounidense destaca especialmente el alcance de su sistema de salud universal; en contraposición con el de su vecino del sur.
«Incluso en cosas que son potencialmente comparables entre los Estados Unidos y el Canadá, digamos, la coordinación de los mensajes públicos en torno al virus entre los organismos de salud y los gobiernos nacionales y locales, o el apoyo monetario a los esfuerzos internacionales para cooperar en las respuestas a la pandemia, a Canadá le va mucho mejor. Y un componente crítico de esto tiene que ver con no dejar que la respuesta a la pandemia sea aprovechada por la política partidista, confiando en la ciencia para guiar las respuestas de la atención médica (queda por ver si lo mismo se aplica a las medidas de estímulo económico subsiguientes)», según la revista.
Islandia
Es un país modelo en el mundo por sus elevados estándares de vida y sus altos niveles de igualdad social. Acumulaba 1.807 personas infectadas, de las cuales murieron diez, y el brote estaba contenido desde mayo.
Cuando la gente habla de la importancia crítica de los testeos, Islandia es el ejemplo más claro. Tras los primeros casos detectados a principios de marzo, Islandia instituyó rápidamente un amplio (y gratuito) régimen de pruebas y localización de contactos para identificar y aislar a los pacientes con COVID-19.
Ayudó ser un país de sólo 364.000 habitantes, pero Islandia superó su propio peso, con la tasa de testeos per cápita más alta del mundo.
Emiratos Árabes Unidos
A pesar de que la crisis sanitaria se combinó con los dramáticos efectos de la guerra por el precio del petróleo protagonizada por Arabia Saudita y Rusia, los Emiratos Árabes tuvieron bastante éxito para contener el brote, con un total de 40.507 casos y 284 muertes.
Adoptaron estrictas medidas de distanciamiento social cierres y toques de queda, incluso prohibiendo las oraciones y celebraciones públicas de Eid al-Fitr; así como agresivas campañas de limpieza y desinfección, ayudando a limitar las muertes en 300.
«Es útil que todos los costos del COVID sean cubiertos por el gobierno, independientemente de la situación del seguro (médico); más cuestionable es su decisión de imponer multas de 5.500 dólares a cualquiera que comparta cualquier información médica en redes sociales que no se adhiera a la narrativa del gobierno, una herramienta útil para limitar tanto las teorías conspirativas», estableció el artículo de Times.
Grecia
Tiene el mérito de haber conseguido excelentes resultados sanitarios a pesar su compleja situación política y económica. Tras años de una crisis de la que nunca termina de salir, acumuló un total de 3.068 casos confirmados y 183 decesos.
El primer ministro Kyriakos Mitsotakis vio lo que estaba escrito en la pared y no dudó. Tres semanas después de que Grecia registrara su primer caso de coronavirus a finales de febrero, el país entero estaba en un estricto bloqueo.
Los pocos recursos que tenía el estado griego se destinaron a conseguir más camas de cuidados intensivos y trabajadores sanitarios. ¿El resultado? Menos de 200 muertes relacionadas con COVID-19.
«Recientes encuestas muestran que la Nueva Democracia de Mitsotakis tiene 20 puntos de ventaja sobre su rival político más cercano, un resultado impresionante. El país ha comenzado a levantar el bloqueo, permitiendo a los griegos reanudar la vida cotidiana».
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