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TEGUCIGALPA, HONDURAS. El uso de la ivermectina como tratamiento en contra del COVID-19 se ha vuelto muy común en América Latina, pero muchos científicos consideran que dicho medicamento no es el indicado para combatir la enfermedad.

De acuerdo a estudios más profundos, la ivermectina puede traer efectos secundarios a la persona que lo consume. En la actualidad es de venta libre, no obstante, debe de tomarse en dosis según el peso de cada persona.

La científica hondureña Mary Vallecillo opinó en torno a tal fármaco a través de su perfil de Facebook, y no escondió su temor ante el consumo de la ivermectina.

«Solo imagino los efectos secundarios en la población al tomar ivermectina por tiempo prolongado: serios problemas de visión, incluyendo pérdida de la misma, dificultad para respirar, descontrol en el sistema urinario e intestinal, confusión, severas reacciones en la piel que puede llegar hasta descamarse, serios daños en el hígado entre otras», dijo Vallecillo.

Además la científica citó un artículo de la prestigiosa revista científica «Nature», el cual advierte sobre el uso de este medicamento en Latinoamérica.

Mary Vallecillo
Publicación de la científica Mary Vallecillo.

La adopción en Latinoamérica de un tratamiento COVID no probado está obstaculizando los ensayos de drogas

Nature detalla, en primera instancia, que mientras en gran parte del mundo se espera una vacuna eficaz para frenar la pandemia del COVID-19, algunos países de América Latina están recurriendo a un tratamiento no probado.

La ivermectina no tiene la suficiente evidencia, para asegurar su eficacia como terapia para contrarrestar el COVID-19. Por tal razón, los investigadores advierten los peligros de su uso fuera de los ensayos clínicos, advierte la revista.

De acuerdo a este estudio, la ivermectina es un medicamento económico de venta libre que se ha venido utilizando desde hace décadas para el tratamiento del ganado y personas infectadas de parásitos.

En estos últimos meses, su popularidad como preventivo contra el COVID-19 ha aumentado significativamente en países como Perú, Bolivia, Guatemala, Honduras y otras naciones de América Latina.

Lea además: Veterinario: Ivermectina puede ser cancerígena y se usa contra garrapatas

Demanda en los últimos meses

La ivermectina ha tenido más demanda desde el pasado mes de mayo. Solo entre los trabajadores de la salud del norte de Bolivia se distribuyeron unas 350 mil dosis.

Justo en ese mismo mes, la policía peruana incautó alrededor de 20 mil botellas de ivermectina de grado animal que se vendía en el mercado negro para tratar las afecciones por el COVID-19.

Posteriormente, en el mes de julio, una universidad de Perú anunció la producción de 30 mil dosis para así reforzar la oferta en el país.

La evidencia de que la ivermectina protege a las personas del COVID-19 es escasa. Algunos estudios iniciales en células y humanos insinuaron que el medicamento tiene propiedades antivirales. Pero, desde entonces, los ensayos clínicos en América Latina han tenido dificultades para reclutar participantes porque muchos ya lo están tomando.

Patricia García, investigadora de salud global de la Universidad Cayetano Heredia en Lima y exministra de Salud de Perú que dirige uno de los 40 ensayos clínicos en todo el mundo que actualmente están probando la ivermectina dijo: “De unas 10 personas que vienen, diría que 8 han tomado ivermectina y no pueden participar en el estudio”, «esto ha sido una odisea».

El precio de la popularidad

La ivermectina llamó la atención en el pasado mes en abril, cuando los científicos estaban lanzando todos los medicamentos ya aprobados que podían contra el coronavirus.

Investigadores australianos habían observado que altas dosis de ivermectina podrían impedir que el virus se replicara en las células. Poco después, apareció un preimpreso en línea que sugería que el medicamento podría reducir las muertes relacionadas con el COVID-19 en las personas.

Dicho informe, posteriormente, fue eliminado del sitio web por algunos de sus autores y le dijeron a la revista Nature, que el estudio aún no estaba listo para la revisión.

La preimpresión había incluido un análisis de registros médicos electrónicos de la empresa Surgisphere. Proporcionó conjuntos de datos de virus poco fiables que provocaron señales de alerta para los científicos a finales de mayo. Luego, en junio, se retiraron otros dos estudios de COVID-19 de alto perfil que contenían datos de la empresa.

No obstante, en lo que respecta a muchos médicos y paciente de América Latina, la reputación de la ivermectina ya estaba muy bien cimentada. Los galenos comenzaron a justificar el uso del fármaco contra el COVID-19.

«Boom» del tratamiento

El informe de la revista Nature también destaca que el entusiasmo por usar en tratamiento sólo creció a medida que el virus se propagaba de manera agresiva por toda América Latina.

Alrededor de 153 mil personas en Brasil han fallecido a causa del COVID-19. Este es el segundo número mayor a nivel mundial. En Argentina, Colombia y Perú se han publicado algunos de los números de los casos más grandes del planeta.

“No juzgo a un médico que tiene un paciente moribundo ante él. Desesperado, intenta cualquier cosa para salvarla”, dice Carlos Chaccour, investigador venezolano del Instituto de Salud Global de Barcelona en España. “El problema es cuando se hacen políticas públicas no basadas en evidencia”, agrega.

La implementación de tales políticas se inició el 8 de mayo, cuando el Ministerio de Salud de Perú recomendó el uso de ivermectina para tratar los casos leves y graves de COVID-19.

Días después, el gobierno de Bolivia agregó el medicamento a sus pautas para tratar las infecciones por coronavirus. El municipio de Natal, en Rio Grande Do Norte, Brasil, también lo promovió como preventivo para ser tomado por profesionales de la salud y personas con mayor riesgo de enfermedad grave por el virus.


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