AFP. Xia Shurong quería remodelar su nariz para tener un rostro que le dé mejores oportunidades profesionales, por lo cual, como millones de hombres chinos, decidió recurrir a la cirugía estética.
Los criterios de belleza son exigentes en China: la piel debe ser clara (la tez oscura se asocia a los campesinos), los ojos relativamente grandes y la nariz suficientemente prominente.
Investigador en ciencias de 27 años, Xia Shurong ya no soporta su «aspecto de geek» (aficionado a la informática y las nuevas tecnologías) y quiere una apariencia que le abra más puertas.
«A mi edad, debo tener la cara de un joven guapo pero parezco de cuarenta (años)», suspira. La operación a la que está a punto de someterse en Pekín consiste en una remodelación del rostro, insertando pequeños componentes realizados en un material similar al hueso.
El joven ya había gastado 40,000 yuanes (6,150 dólares) a principios de año para una primera intervención. Se trataba entonces de aspirar el exceso de grasa de una parte del cuerpo y luego trasplantarla al rostro para modificar sus rasgos.
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«Crecí en el campo. Mi piel no era hermosa, era oscura. No tenía buen aspecto», explica. «Siempre tuve un complejo de inferioridad».
La confrontación diaria con las redes sociales, las bellas fotos publicadas por otros usuarios y los influenciadores que explican «cómo ser hermoso» también jugó un papel determinante, señala Xia Shurong.
Y no es el único. Cada vez más hombres chinos educados recurren a la cirugía estética, atraídos por la plétora de tratamientos disponibles. Según un estudio de la firma iResearch con sede en Shangai, 17 % de lo hombres chinos que ejercen una profesión de gestión la utilizaron (frente 30 % de mujeres), y la mayoría antes de los 30 años.
Muchos son funcionarios que quieren mejorar un rostro que consideran demasiado cansado, explica Rose Han, de la cadena de institutos de cirugía estética Beaucare.
Mejorar las relaciones sociales
El médico que operó a Xia Shurong también observó un aumento del número de jóvenes clientes varones. «Una cirugía cambia la expresión del rostro (suavizando los rasgos) brindándoles más cordialidad, lo que es bueno para sus relaciones con la gente», estima Xia Zhengyi, el practicante.
Los hombres de 20 años son particularmente aficionados a la cirugía de la nariz y de los ojos, según la aplicación china especializada Soyoung, que cita un estudio realizado entre sus usuarios.
El aumento del nivel de vida en China, que se disparó en las últimas dos décadas, también contribuyó al crecimiento del sector.
Exempleado de una empresa de informática, Zhang Xiaoma se convirtió en un influyente a tiempo completo en las redes sociales, donde comparte su experiencia en la cirugía estética.
«Cuanto más atractivos, más se nos pide aparecer delante de una cámara», comenta, y los trabajos en general son bastante bien pagados en China.
Entre las operaciones, solicitó la controvertida «orejas de elfos». Esta práctica consiste en inyectar ácido hialurónico en las orejas para hacerlos más prominentes y, por el contrario, hacer aparecer su rostro como más pequeño.
Nai Wen, un actor de unos 30 años, afirma haberse sometido a 60 operaciones estéticas. «Es tan simple como ponerte una máscara. Es realmente alucinante mantener el aspecto joven», afirma a la AFP.
Según iResearch, el mercado chino de intervenciones estéticas (operaciones quirúrgicas y terapias no quirúrgicas como el láser y las inyecciones) asciende ahora a 197.000 millones de yuanes (30.750 millones de dólares), tres veces más que en 2015.
Riesgos tras las cirugías
Pero una operación no está exenta de riesgos. En 2020 se presentaron más de 7.200 denuncias ante la Asociación Nacional de Consumidores. A principios de año, Gao Liu, una actriz china, publicó en las redes sociales fotos de su nariz, con la punta ennegrecida por una necrosis después de una operación que salió mal.
Muchos piden una regulación más estricta del sector. Para Nai Wen, la cirugía estética puede llegar a ser realmente «adictiva» porque los que la utilizan «ya no pueden aceptar ser feos».