REDACCIÓN. A mediados de la década de los 90 se comercializó un vehículo que tuvo gran aceptación y es uno de los responsables del éxito que hoy en día goza el segmento SUV. Nos referimos ni más ni menos que al Chevrolet Tracker, el cual protagoniza las siguientes líneas, con algo bastante peculiar bajo el cofre.
Cómo resultado de un joint venture entre Suzuki y General Motors, el Chevy Tracker o Suzuki Vitara como se le conocía en otros mercados, resultó ser un vehículo bastante versátil, no solo por sus variantes de cuatro, dos puertas y hasta toldos removibles, sino que fuera del camino, sus capacidades eran bastante competentes, gracias a que contaba con tracción en las cuatro ruedas, en algunas de sus versiones.
De fábrica se ofreció con motores de cuatro cilindros y un V6 de 155 hp. Sin embargo hay para quienes eso no resulta suficiente y se avienta a realizar un swap por algo mucho más prometedor, tal como lo puede ser un GM LFX V6, proveniente de un Chevrolet Camaro 2015. Está acoplado a una transmisión automática de seis velocidades con sus respectivas paletas de cambio al volante.
Otras de las modificaciones que recibió este Tracker de 1996, fueron: nueva inducción de aire, sistema doble de escape, radiador a la medida con control eléctrico para el ventilador, faros LED, rines 17” provenientes de una Dodge RAM, volante NRG y una pantalla táctil para el estéreo. Lamentablemente, al montar un bloque más grande, el espacio para los componentes del sistema de aire acondicionado, ya no fue suficiente.
Motor Pasión MX
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