HONDURAS. La pequeña Marce no tenía cabida en la cocina de su madre, pues ella era una de esas «típicas mamás» que se adueñaba de su espacio, alejando a «todo mundo» para preparar el platillo.
Conocer para qué servía cada utensilio o saber los detalles de una receta no le había llamado nunca la atención, pero si algo demostró desde pequeña es que, cuando se le negaba o era difícil una situación, más le interesaba.
En el camino, Marcela Sierra desafió sus temores y no solo terminó agenciándose un papel protagónico en el arte culinario, sino que ahora su nombre resuena en la televisión nacional.
La dulce joven de mirada marrón -acentuada por su cabellera castaña- se convirtió en la chef de HCH. Luce su curvilínea figura en dos programas y, en solo un par de meses, dejó coloridas marcas de su retratable personalidad.
La chefcita que armoniza los shows con su talento, genuinidad y capacidad de adaptarse a prácticamente cualquier ambiente, habló en exclusiva con Diario TIEMPO Digital y permitió conocerla más allá de lo que se ve en la pantalla chica.
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Infancia de antaño
La capital acogió su nacimiento en pleno fervor patrio, un 15 de septiembre. Solo tiene 22 años y recuerda con gozo su niñez, misma que vivió en un barrio y, cortesía de sus progenitores, fue a la antigua.
«Nunca estuve pegada a los videojuegos. Siempre fui de jugar landa, pelota y escondite en La Leona. Allí crecí y esto ayudó mucho a que mi infancia fuera más allá de la típica actual, que es mucho más tecnológica», contó a TIEMPO.
En aquel entonces, la chiquitita Marce tenía el sueño de convertirse en una veterinaria; crecía en ella un amor por los animales que no acabaría nunca. Pensó, además, en convertirse en una bióloga marina.
Pese a su amor por el cuidado animal, ella considera que era demasiado fácil decantarse por ese lado, pues tenía acceso a libros y estudios. Le fue gustando más lo difícil y por eso eligió el mundo de la cocina, donde no tenía la misma apertura.
Se despidió de los postres
Marcela ya conocía el horno porque hacía todo tipo de repostería. Sin embargo, remembró que cuando le dijo a su papá que quería ser chef él se extrañó, pues, en torno a comida salada, ella no podía preparar ni siquiera un huevo.
Aún así, ella tenía el respaldo de sus padres. Marce tenía un «capricho» por convertirse en experta de la cocina y ellos le decían que podía estudiar lo que quisiera, siempre y cuando le gustara verdaderamente al grado de aspirar a ser la mejor.
Fue así que la entrevistada se adentró en un curso de cocina. No era sencillo, pues se impartía a tempranas horas y ella tenía la costumbre de levantarse tarde; mas, en un santiamén se apasionó. «Mientras más aprendía, más me gustaba», acotó.
De forma súbita la chefcita dejó atrás la elaboración de manjares dulces. Se enamoró perdidamente de la cocina salada e incluso decidió profesionalizarse en la rama.
La nueva figura de HCH emprendió el viaje y se graduó en Costa Rica; también se preparó en México. Ahora tiene una beca para sacar su maestría en una universidad de España, misma que espera desarrollar el próximo año.
¿Cómo llegó a HCH?
Un día Marce recibió la invitación para participar en el programa ¡Qué Viva la Vida! en HCH. Ella pensó que se trataría de una única aparición, pero la dirección del canal no se conformó con una prueba y quisieron el menú completo.
«Tuve una buena conexión con todo el equipo. El ambiente me encantó y fueron súper amables conmigo; el agrado fue mutuo. Ese mismo día la productora me dijo que quería que me quedara con ellos«, relató.
La oportunidad la tomó por sorpresa y le dio temor. Asegura que le intimidó la idea porque considera que los medios de comunicación son intimidantes, en especial si la persona nunca se relacionó con ellos.
Ella siempre se había desenvuelto en cocinas industriales o en hoteles y restantes. «Dios mío, salir en la tele» es lo único en lo que pensaba en aquel momento, pero no desperdiciaría el llamado.
Sierra se mentalizó en que, aunque se trataba de los medios -y más en la TV– estaría trabajando en la cocina, área que considera como su hogar y zona de mayor comodidad, por lo que no demoró en aceptar.
Justo ayer, sábado 10 de julio, se estrenó en la nueva temporada de «La Cocina de HCH«, escalando cada vez más en su corta carrera televisiva.
Cocinar en la TV
La chef considera que la presión no es igual al cocinar en algún evento que cuando se está haciendo en vivo en un programa. No obstante, subraya que siente que ella lo hace igual porque es perfeccionista.
«Tanto al aire -aunque nadie vaya a probar el platillo- o en un restaurante donde lo van a probar mil comensales lo hago exactamente igual porque así me exijo», manifestó la joven de 22 años.
Marce también recuerda que ella salía en anuncios cuando era pequeña, pues su papá tenía una agencia de publicidad. Empero, apunta que hay una gran diferencia que la hace ser ahora mucho más cuidadosa.
«Cuando uno es chiquito le cae bien a todo el mundo. Se puede equivocar y la gente lo ve tierno. Con los adultos no es lo mismo y me quedé con eso; ahora pienso que si me equivoco ya no me veré tierna como a los siete años», describió.
Otra diferencia de preparar platillos para la audiencia televisiva está en su apariencia. Marce relata que hasta ahora es que ha comenzado a preocuparse más con aspectos como el maquillaje o encolocharse el cabello.
En los espacios gastronómicos habituales ella no podía llegar maquillada o siquiera con un pelo suelto.
Pero, ya sea con el cabello recogido o con su mejor look, sus seguidores -sí, ya tiene muchos- concuerdan que la chefcita luce hermosa siempre. Ella, por su parte dice que nunca se desenvolvió en el área de la belleza, pero enfatiza que es capaz de hacer todo lo que se propone.
Sueños
La artista culinaria externó a este diario de que tiene la meta de algún día ser la primera hondureña que instale una escuela para beca alumnos que quieran estudiar gastronomía pero no tienen los recursos para ellos.
«Sé que la carrera es cara y hay un montononón de gente que sueña con ser chef pero tienen la limitante económica para lograrlo», comentó Marcela, argumentando sobre su plan a futuro.
Más allá del placer del paladar, Sierra también se ve fundando algún día una organización sin fines de lucro. Dijo que eso procede a que se ha contagiado del noble corazón de su hermano Luis Gustavo.
«Hoy en día, cuando me veo en un futuro como una persona exitosa, no relaciono el éxito al dinero como antes; quiero aportar a mí país formando una institución que ayude a la gente», expresó.
Marcela Sierra, sin tintes
En una burbuja que no englobe su destacada participación en la tele o su talento para exquisita comida, Marce es una chica extrovertida que le gusta mucho divertirse.
Entre sus pasatiempos están cantar, bailar y escribir. La familia de su papá es muy musical y por ello degusta de cantar o bailar todo el tiempo. De parte de mamá son más literatas y es de ahí que sacó el regocijo por las piezas escritas.
Música le gusta de todo tipo. Detalló que puede pasar, sin problemas, de melodías que escucharía alguien de sesenta años a una fiesta con todo tipo de ritmos movidos y finalmente ir a un concierto con su papá, quien es un rockero que tiene una banda.
La protagonista de este artículo se define como «un proceso» y dice que quiere serlo siempre. Agregó que se trata de un camino constante para mejorar a diario y percatarse de qué cosas está haciendo mal para corregirlas.
Aunque parezca inverosímil, la nueva joya de la TV está soltera. Por ahora dice que está enamorada de la vida y todo lo que le rodea, como su trabajo, familia y amistades, aunque, afirma que no encapsularía en tres aspectos las bendiciones que recibe a diario.
Algo que odia es la falta de empatía en las personas y algo que ama es la sopa marinera que, a su vez, apunta que es el platillo que mejor prepara. Su comida favorita es la tailandesa.
Marce dice que es penosa -aunque la gente no le cree- y nunca se imaginó estar en la TV. No obstante, ahora está en «boca» de todos…
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