TEGUCIGALPA, HONDURAS. Vive a más de 8 mil kilómetros de la tierra que lo vio nacer, pero no por eso ha olvidado su patria y las necesidades de sus connacionales.
Pese a la lejanía de su natal Honduras, este catracho ha profundizado su espíritu de solidaridad para con los infortunados hijos de una tierra azotada por pandemias, huracanes y corrupción.
Se trata Julio Tróchez, un hondureño radicado en España, la que aprendimos a llamarle “madre patria”.
Él es una persona de contextura gruesa, de tez trigueña, ojos medio achinados, su sonrisa deja escapar la solidaridad que lo ha caracterizado desde que llegó a España.
Tróchez coordina la Asociación de Hondureños Solidarios en Barcelona, quienes se unieron para poder reunir víveres y alimentos y enviarlos a Honduras para destinarlos a los compatriotas afectados por Eta y Iota.
Tróchez y muchos hondureños que le apoyan, se sienten identificados – dice – con las carencias del pueblo hondureño.
Cuando residieron en Honduras “pasamos una situación de carencia como la que actualmente están atravesando nuestros hermanos afectados por Eta y Iota«, cuenta.
Es ese sentimiento de vivir en carne propia lo que pasaban las familias hondureñas, tras el paso de los huracanes del año pasado, fue lo que despertó ese amor al prójimo del pueblo hondureño radicado al otro lado del Atlántico, indica este solidario compatriota.
Tróchez y sus amigos lograron hacer efectiva la ayuda para las familias damnificadas tras el paso de los mortíferos Eta e Iota, a pesar de que los connacionales radicados en España no pasan un buen momento económico.
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“La situación no es fácil para los migrantes hondureños a causa de la pandemia, pero aún con eso siempre la gente se desprendió de una prenda o algo, a sabiendas que esto iba a llegar a buen puerto. Cuando paso lo de Eta y Iota, aquí la situación laboral se había mermado, siempre se dijo presente», manifiesta.
Sobre aquella hazaña para con los damnificados, Julio cuenta que todo fue organizado por la organización de la que él es parte. La Asociación es reconocida y por eso siempre hicieron las cosas de la forma más transparente.
Pero su grupo no solo comenzó a recolectar los víveres, sino que también pagó por los dos contenedores. «Cada contenedor nos anduvo en todos los gastos del flete de la naviera, en 2,500 euros”, detalla.
Una asociación que contagia
Ante la acción de la Asociación de Hondureños Solidarios en Barcelona, una iglesia presidida por un pastor hondureño se contagió con la solidaridad y recolectaron ropa y enviaron dos contenedores.
«La iglesia está ubicada en Girona, donde hay una gran comunidad de hondureños. Ellos enviaron dos contenedores, en total han sido cuatro contenedores. A tierra ya llegaron dos, que son de la asociación y la otra semana llegan los dos de la iglesia», agregó el entrevistado.
A estas acciones se sumaron otras. Tróchez relata que realizaron colectas en Cataluña. Incluso, explica, un ciudadano de Marruecos les donó 5 mil toneladas de ropa. Esa donación la fue a traer «otro paisano hondureño que se llama Joel», asegura.
Sobre el flete, Tróchez expresa que el ciudadano identificado como Joel tiene una empresa de mudanzas y que puso sus camiones sin cobrar un centavo. “Lo movió el amor al prójimo, sobre todo a los connacionales que estaban sufriendo los efectos de Eta y Iota”, detalla.
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«Él manejó más de mil kilómetros de ida y vuelta sin un afán de obtener ganancia alguna. Estas cosas nos llenan porque es el pueblo hondureño que se ha unido y nos hemos solidarizado», declara.
Siempre el deseo de estas almas caritativas catrachas ha sido que las donaciones no sean entregadas a ninguna autoridad hondureña. «Quisimos que se gestionara del pueblo para el pueblo, ha sido nuestro deseo, es así como se ha estado haciendo», cuenta.
«Las ayudas están llegando a donde debe de ser. No se ha perdido nada, se ha entregado a gente de la Costa Norte que lo necesita», comenta.
Fue tan viral el contagio de solidaridad, que Tróchez recuerda que los hondureños se movieron con sus propios vehículos a recolectar la ropa. De igual forma, relata que muchas mujeres hondureñas se ofrecían como voluntarias para clasificar la ropa.
«Nos hemos unido», repite mientras da cuenta de que son más de 50 mil toneladas entre los dos contenedores, lo que han conseguido.
«Unión de un pueblo»
«La unión de un pueblo no es tan alejado del poder de un reinado», manifiesta al comparar las toneladas donadas por la reina de España y la que ellos recolectaron.
Además, dice que la recolección hecha por la asociación es histórica «nunca se había visto», pues también se recaudaron 21 mil euros. «Lo dio el pueblo, confió en la Asociación, fueron más de medio millón de lempiras en tres días. Todo el dinero fue enviado a Honduras para inyectarlo en la economía del país y se compraron comidas», agrega.
Sobre la comida adquirida, aclaró que se compró al «bodeguero del pueblo, no a las grandes empresas millonarias». Detalla que se pudieron ayudar a más de 70 aldeas de siete departamentos. Nos quedamos sorprendidos al ver como cuando no se roba el dinero ajusta».
Por otra parte, afirma que solo en salud se invirtieron 5,000 euros. «Se le dio salud a la gente», finalizó.
En muchas de las zonas afectadas por Eta y Iota, los escombros de la destrucción aún son visibles; incluso, muchas de las familias damnificadas, a casi cuatro meses, aún no han podido regresar a sus hogares. Pero para hacer la situación más soportable, ahí está Tróchez y su Asociación, sensibles a pesar de los 8 mil kilómetros que lo distancian de su querida Honduras.
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