HONDURAS. “A mi familia no le podía decir eso”, analiza ahora sobre la corazonada que tenía desde pequeño y le avisaba, sin tanto detalle, que tenía las cualidades innatas para contar al mundo sobre su bandera cinco estrellas.
Seguro que no era el único niño de la generación nacida en el ’93 que, de forma genuina, pensó que tenía un dote especial con un potencial para desarrollarlo.
Sin la madurez para interpretar a plenitud lo que veía y sentía, Fernando Miguel Palma tenía el sustento para decirle a los curiosos que él quería ser un actor cuando fuera grande.
Aquel niño capitalino creció identificando que podía “remedar” sonidos e imitar a otras personas. También estaba consciente que poseía una habilidad peculiar para manejar el aprendizaje de diferentes idiomas.
Con el pasar de los años tampoco advertía ser alguien tímido. Por el contrario, recuerda que le decían “labioso” o “casaquero”, que, en términos libres de hondureñismos, puede elegantemente traducirse a alguien con facilidad de palabra y convencimiento. No era por enamoradizo, simplemente discursar es una de sus cualidades.
“Uno tiene que buscar lo que le apasiona en la vida”, acotó en la plática exclusiva con Diario TIEMPO Digital. Y, aunque inicialmente no predicó con su propio ejemplo, terminaría involucrándose en lo que presagió para su vida. Parece escrito, como guion.
De igual interés: CATRACHO EJEMPLAR | Edy Portales, el joven graciano que ayuda y protege a los desposeídos
Primeros años
La Elvel School, una institución bilingüe de la capital, acogió todas sus etapas educativas previo a la universidad. Considera que fue un niño bendecido, que se crío en el seno de una familia bien constituida y no le faltó nada.
“Algún día seré padre y pienso en la infancia que quiero que mis hijos tengan. Que sean felices, jueguen pelota en la calle y se raspen. Hay cosas que aquí no se pueden replicar”, expresó con nostalgia, refiriéndose a que probablemente su descendencia vivirá un panorama distinto, ya que él se mudó a Taiwán.
A los 22 años, Palma egresó de la Universidad Católica de Honduras (UNICAH) con un título de ingeniero industrial en sus manos. Confesó que se arrepiente de elegir tal carrera, pues no es lo que le apasiona; asegura que, de volver a tener la oportunidad, cambiaría su decisión.
Sin embargo, reconoce que fue a través de ese esfuerzo que logró agenciarse un cupo -mediante beca- en la Universidad de Yuan Ze para sacar su maestría.
Destino
Pero el prolongado viaje hasta el archipiélago era la antesala para mucho más que solo agregar distinciones a su trayectoria académica. Estaba escrito que descubriría su éxito de la manera más oportunista e inesperada.
“Yo sabía que estoy llamado para algo grande, pero sé que no es al tiempo de uno. Es algo que ya traía desde pequeño, como que me espera el mundo, me aguardan las grandes masas”, declaró.
Situación fortuita
Un día Palma vio un anuncio en Facebook donde decía que necesitaban a alguien con cuerpo bien definido y también con capacidad para nadar. Él no le dio gran importancia, pero igual envió sus fotos “a ver que pasaba”.
Al poco tiempo, la persona que realizó la publicación en la red social lo llamó y le dijo que lo ocupaba a las 5:00 de la mañana del día siguiente para grabar un comercial de televisión. Su fama estaba a punto de comenzar a moldearse.
“Yo dije wow acabo de llegar y me voy a ver con alguien que no conozco. Todo fue incierto, pero lo hice”, contó el destacado hondureño.
¡Una estrella!
Luego, se convirtió en la imagen de la empresa. La misma se dedica a fabricar lentes para nadadores y él es quien figuraba en los respectivos posters y demás promocionales. Se convirtió en un representante de marcas y después vendrían más.
De un momento a otro, el entrevistado se convirtió en modelo y actor de diferentes espacios; Taiwán incluso lo reconoció como el primer latinoamericano en incursionar en la industria del entretenimiento del país. “Desde pequeño supe que podía ser yo frente a la cámara”, acotó.
“Lo tomé porque pensé en que me pagarían -y bastante- solo por estar en un restaurante y simular que bebo café. Me dan el café, de comer y me pagan”, reseñó sobre por qué no dudó en aceptar las propuestas que recibió.
El trabajo del catracho está tan bien visto que Forbes Centroamérica lo destacó en dos artículos. Además, en el arranque de junio también fue nombrado como Embajador de la Paz Global; el sobresaliente currículum de Fernando permanece en constante movimiento.
Vicisitudes
Una de las más grandes dificultades que afrontó Palma previo a sus logros fue aprender el mandarín. La universidad estaba en las afueras, por lo que muchos de los alumnos no sabían inglés y él no tenía cómo comunicarse.
Aprendió mediante un voluntariado que hizo con personas de la tercera edad y con ayuda de aplicaciones que descargó a su celular. Él se denomina como un “autodidacta”.
Otro inconveniente que aqueja es que perdió el 30 % de la audición en uno de sus oídos. Todavía no tiene la plena certeza, pero considera que fue cuando visitó a un primo cuya novia estaba cumpliendo años; llegaron a una discoteca y la música excesivamente alta lo habría afectado.
Además, relató a TIEMPO que una vez intentaron secuestrarlo en Honduras. Dijo que fue a traer a una amiga y en el parqueo -donde le habían cobrado- lo estaban esperando delincuentes, quienes lo agarraron e intentaron llevárselo en un carro a punta de pistola.
“Mi vida no tiene por que terminar así. Estoy rotundamente en contra de vivir con miedo. Eso pasa en Honduras y, ¿por qué tengo que vivir con temor si no le he hecho mal a nadie”, lamentó.
Tarea por completar
Pese a todo lo que ha cosechado, Palma afirma que no está ni siquiera en el 10 por ciento de donde le gustaría estar. Asegura que se siente como un extranjero más en Taiwán, pero quiere romper el esquema y ser alguien diferente.
Expuso que su paso pendiente es que se le reconozca en el Congreso Nacional de Honduras como Embajador Cultural a título honorario; se trataría -explicó- como un homenaje a la proyección de imagen país que ha efectuado.
Este catracho ejemplar dijo que tal nombramiento le favorecería mucho para comenzar a montar proyectos que beneficiarían a Honduras a través de importantes gestiones diplomáticas para un intercambio cultural con Taiwán.
A su vez, garantizó que el trabajo en conjunto permitiría “aprender haciendo” y provocaría más visibilidad y, por tanto, inversión en Honduras. Además, enfatizó que él solo quiere representar a Honduras y no a ningún partido político.
“Es inevitable no pensar que debo trabajar mucho más fuerte para representarnos dignamente; el país necesita tanta ayuda. Me siento bien pero no puedo dejar que eso me haga caer en el conformismo”, manifestó.
Comentó que no se siente apoyado por Honduras y que en otro país, como El Salvador, rápidamente habría conseguido su reconocimiento para ejecutar los proyectos que tiene en mente.
Palma es un fanático de estudiar idiomas, conocedor del krav magá y practicante del parkour. Se considera a sí mismo como incansable y activo, pero a su vez impaciente, alguien que quiere las cosas al instante, como seguir enalteciendo el nombre de Honduras.
Nota para nuestros lectores:
? Suscríbete gratis a más información en nuestro WhatsApp haciendo clic en el enlace: http://bit.ly/2LotFF0