Son muchos los hondureños que destacan, los que ponen en alto el nombre de Honduras y los que son reconocidos por su labor en el extranjero, como es el caso de la talentosa Sally García, quien a sus 50 años brilla como estilista en Nueva Jersey, Estados Unidos.
Ella es solo una de las tantas historias de compatriotas que salen de territorio hondureño con un sueño y una visión, deseando cumplir todas sus metas. Aunque la decisión de emprender un viaje fue difícil para ella, llevaba consigo la esperanza de darle a sus hijos una vida mejor.
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La hondureña llegó a los Estados Unidos hace 17 años. Con mucho dolor dejó atrás a sus cuatro hijos pequeños. Sin embargo, perduraba en ella la ilusión de volver a verlos.
Sally compartió con Diario TIEMPO que nunca hubo una idea de ser estilista, simplemente surgió, como «algo de Dios», señaló ella. La compatriota explicó que su abuela, quien ya falleció, la observaba cuando era pequeña mientras imitaba los peinados de las personas que aparecían en la televisión.
«Le agarraba las tijeras a mi mamá de escondidas, le cortaba el cabello a las muñecas. Pero sobre todo, le cortaba el cabello a mis amigas pequeñas», añadió. Al mismo tiempo que relató con risas que luego las madres de ellas llegaban a regañarla.
Expresó que su madre siempre la incitaba a que estudiara una carrera, mientras su abuela le repetía constantemente que se involucrara en la belleza, pues lo traía en «su sangre», hasta que finalmente lo consiguieron y se matriculó en una academia en San Pedro Sula.
«Amé, amé trabajar el cabello, amé todo lo relacionado a la cosmetología, así surgió todo. Hasta el día de hoy sigo con preparaciones, asistiendo a cursos de innovaciones y todo lo que está de moda», compartió la hondureña.
Sobre el halago que le acuñaron, «La Reina del Color», relató que eso llegó a sus oídos un día, por medio de clientas y colegas que tienen su propios salones. Asegura que ellas no tienen egoísmo y reconocen el trabajo de otros que tienen destreza y habilidad.
Su pasión por la colorimetría
La hondureña precisó que se ha especializado con diferentes expertos en el tema del color en el cabello, desde profesionales de España, Alemania y hasta México. A raíz de ello, Sally confirmó su pasión por la colorimetría, pues le enseñaron a amar más ese rama de la belleza.
«En un lugar de Nueva Jersey me dieron la oportunidad de desenvolverme en ese fuerte rango de mi profesión. Gracias a mis clientes que me han confiado sus cabellos en mis manos, de procesos de largos días pero con resultados favorables», aseguró.
Aparte de ser reconocida por los cambios radicales en el color, ella destaca por los cortes de cabello, pues siempre ha recibido comentarios donde le expresan que «tiene buena mano, que hace crecer el pelo o que los repara».
Uno de los más importantes reconocimientos que ha obtenido es el Premio a la Hondureña Destacada y Altruista, un galardón que otorga el Consulado de Honduras en el Estado de Nueva Jersey. Asimismo, la eligieron como ciudadana ejemplar.
«En la vida de todo ser humano hay obstáculos pero yo tuve la confianza en Dios. Sabía que él me respaldaba», subrayó la catracha. Detalló que tuvo fe y consistencia para poder lograr los objetivos que tenía, porque quien peleó por ella fue «el más grande».
Al cuestionar a «La reina del color» sobre qué es eso que la hace sentir más que orgullosa, ella respondió contundentemente que se siente satisfecha, pues Dios le dio una ardua tarea como mujer, como hija y como madre.
Su orgullo
Con su voz entrecortada relató que «el camino no fue fácil pero lo pude lograr». Desde llegar hasta donde se encuentra, así como graduar a sus hijos, darles lo esencial, estar para su madre y para aquellos que lo necesitan, eso es lo que más la hace sentir orgullosa.
El sueño de llegar a ser una excelente estilista reconocida por muchos fue un sueño que Sally tenía presente desde que descubrió su vocación. «Siempre se lo pedía a Dios, se lo creí, lo recibí y se ha manifestado», agregó.
La profesional es una fiel creyente de las obras que Dios hace, en especial, las que ha cumplido en su vida a través de sus oraciones. De igual manera, comentó que sueña con tener una cadena de salones como la que tiene actualmente.
«Pido a Dios que me dé la sabiduría, la capacidad y la inteligencia para poder enseñar lo mucho que esta profesión me trajo y dejar un legado de amor por la belleza. No una comercializada, sino una que hace resplandecer el alma en todo ser humano», reiteró.
Explicó que sus metas pueden ser muchas más, no obstante, espera lo que Dios tiene establecido para ella. Sally, no solo destaca por ser una excelente estilista sino también por su altruismo.
El pasado noviembre del 2020 la hondureña decidió ayudar a las personas que estaban atravesando una situación difícil en su país natal. Comenzó a recolectar víveres, ropa, entre otros utensilios para movilizarlos hasta Honduras donde los compatriotas estaban viviendo los estragos de las tormentas Eta e Iota.
Estilista que triunfa en Nueva Jersey
Para finalizar, la catracha envió un mensaje, en primera instancia a las clientas que tuvo cuando laboraba en San Pedro Sula. Sally manifestó que siempre las tiene en su corazón e igual agradece el apoyo y el amor que tuvieron con ella.
Seguidamente se refirió a la sociedad hondureña detallando que para Dios no hay nada imposible. «Haz de él tu pilar en todo lo que hagas y verás frutos. Ten cuidado en lo que siembras porque de tal manera cosechamos», agregó.
La estilista también dijo que las personas no deben rendirse pues todas las profesiones son hermosas. Aclaró que cada uno debe hacerlo con el alma y con el empeño que pueda.
«Nunca dejes pasar una oportunidad porque la vida es como un cheque en blanco. Tu lo llenas de la cantidad que tu quieras llegar a tener. No hablo monetariamente, hablo de un cheque de aspiraciones, de lo que deseas», finalizó.
Kelsey David García, hijo de la hondureña, afirmó que su progenitora es un orgullo y lo detalló compartiendo en las redes sociales que su madre es una de las estilistas más reconocidas de Nueva Jersey.
«Nos educó trabajando la peluquería, mis juguetes eran los cepillos y mis tareas siempre eran en un salón de belleza», contó Kelsey. Agregó que no sentía pena de ella e incluso subrayó que si le tocase elegirla, lo haría.
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