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viernes, noviembre 22, 2024

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HONDURAS. Hija de un sastre y una ama de casa, allá por el año 1972, nació la niña predilecta de Olanchito, Yoro, quien desde muy pequeña soñaba con volverse astronauta o científica, aunque, no precisamente en el área donde se desenvuelve actualmente.

Procede de una familia de escasos recursos, a la que, si bien es cierto nunca le hizo falta nada, tampoco tenía qué le sobrara. Dice que jamás fue inteligente, pero sí muy aplicada y curiosa. Creció rápidamente en edad y conocimiento, y de pronto, aquella niña que gozaba de jugar con sus hermanos y primos en las polvorientas calles de su pueblo, se convirtió en maestra de escuela, docente de colegio y luego catedrática de universidad.

Desde niña, siempre fue muy aplicada.

Llegó a Estados Unidos buscando ampliar su conocimiento, pero, llámese destino, suerte, casualidad, coincidencia o voluntad divina, terminó quedándose a vivir allá, y ahora, su anhelo es algún día retornar a Honduras para impulsar programas de investigación científica, que sería, según ella, una forma bonita de servir a su país y retribuirle todo lo que éste le ha dado.

La doctora Mary Lorena Vallecillo es, sin dunda, una CATRACHA EJEMPLAR, admirada y reconocida tanto fuera como dentro del territorio nacional, formando parte del selecto grupo de compatriotas que triunfa en el ámbito científico, poniendo en alto el nombre de Honduras, su país amado, el cual la hace llorar cada vez que se pone a hablar de él, a la vez que sirve de inspiración para muchos jóvenes.

Su camino a la cúspide

Hoy por hoy, es investigadora científica en el laboratorio de Distrofia Muscular del Departamento de Química y Bioquímica en Brigham Young University (BUY) de UTAH, única latina de su equipo de trabajo, pues sus compañeros son de Sri Lanka, China, Filipinas, Corea del Sur y, por supuesto, EEUU.

En su laboratorio están buscando una solución para los pacientes que sufren distrofia muscular, enfermedad genética que no tiene cura, pero con sus diseños de terapias de proteínas que, por cierto, están patentadas, se les puede garantizar una mejor calidad de vida.

La Dr. Vallecillo junto a sus padres.

Época de estudiante

Una mujer exitosa en todo el sentido de la palabra, pero, si usted cree que su recorrido fue fácil, pues, está equivocado. Nada más lejos de la realidad.

Contó que le tocó ser madre de dos hijos al mismo tiempo que trabajaba para pagar sus dos carreras simultáneas en la universidad, pues sus padres, don Francisco Vallecillo y doña Elma Erazo, pudieron ayudarle a prepararse solo hasta el colegio, de ahí en adelante, se valió por cuenta propia.

«Estando en la escuela, nos daban un lápiz y había que cuidarlo bien, un borrador, también, las hojas de los cuadernos no se podían arrancar – se ríe – porque si no, no ajustaban, y no se podía comprar más», rememora con nostalgia.

«Me hice maestra de educación primaria en Olanchito, luego, me trasladé a Tegucigalpa a estudiar magisterio en una Normal Mixta y después comencé a trabajar y a estudiar Ciencias Naturales en la Universidad Pedagógica y Química en la Universidad Autónoma. Cuando me gradué de la Pedagógica, tuve la oportunidad de trabajar en la UNAH-VS como instructora de laboratorio en el departamento de Química. Después, saqué una maestría en educación superior en la Universidad Óscar Lucero Moya en Cuba e pasantías de bioquímica en la Universidad de Costa Rica», mencionó con orgullo.

La Dr. Vallecillo en la UNAH-VS.

Su salida hacia EEUU

Para entonces, Mary Lorena Vallecillo era toda una eminencia en Honduras, pero sentía que podía dar aún más, y con la idea de que debía continuar preparándose para transmitirle más conocimiento a sus alumnos, en 2012 tomó una decisión crucial para el resto de su vida, que, si bien la hizo alejarse de su patria, la convirtió en lo que ahora es.

«Vine a Estados Unidos y me entrevisté con el Premio Nobel de Medicina de 2007, Mario Capecchi. Él me recibió en la Universidad de UTAH y me motivó a continuar estudiando el doctorado en Bioquímica”, y por supuesto, así lo hizo.

Lo triste fue que, cuando quiso volver a su país para compartir con sus estudiantes todo lo nuevo que había aprendido, la UNAH-VS le canceló su licencia, de modo que, al ya no tener trabajo en Honduras, optó por quedarse en el norte. «Pero quiero volver algún día, a servir, aunque sea sin cobrar”.

Mary Lorena Vallecillo
Viajó a EE.UU. con la intención de ampliar conocimientos.

Orgullosamente catracha

A la hora de hablar de su país, su amada Honduras, sus ojos se llenan de lágrimas. Los sentimientos encontrados la hacen llorar, tanto por lo bueno, como por lo malo, porque se enorgullece al ver a sus compatriotas tan nobles y trabajadores, pero se entristece al enterarse de las injusticias que viven.

Aun así, vaya a donde vaya, la doctora habla de su nación como lo que es, la más bella del mundo. Invita a sus colegas extranjeros a visitarla, a conocerla y a enamorarse de su tierra. Cualquier oportunidad es buena para hablar de Honduras. Nunca se ha avergonzado de sus raíces.

«Me siento orgullosa de ser hondureña por su gente, porque somos buenos, trabajadores, que buscamos oportunidades. Yo tengo un amor por mi patria que es inconmensurable. Sufro cuando veo la necesidad de las personas, me duele, porque de ahí vengo», comentaba mientras contenía el llanto.

Mary Lorena Vallecillo
Mary Lorena Vallecillo se siente orgullosa de su país.

Legado

Actualmente tiene 48 años, mañana domingo 7 de marzo cumple 49, y por su amplia trayectoria, se ha convertido en uno de los mejores modelos a seguir que la juventud hondureña puede tener.

A diario recibe mensajes de muchachos que le dicen cuánto la admiran y le confiesan que aspiran a ser como ella, lo cual llena de alegría su corazón. «Me hace sentir que hay esperanza en las nuevas generaciones». Y precisamente, por todas las personas que la aprecian y admiran es que quiere retornar a su país.

«A mí me gustaría volver a ser docente, transmitir los conocimientos que tengo. Me gustaría diseñar un laboratorio, un programa de formación de científicos, me encantaría, no sé cómo, pero quiero que en Honduras se produzca ciencia, porque hay capacidad, pero faltan oportunidades», comentó con ilusión.

Mary Lorena Vallecillo
Dra. Mary Lorena Vallecillo, una catracha ejemplar.

Propósito mayor

Cada año vuelve a Honduras, pero solo de visita, a pasar generalmente las fiestas de Navidad, temporada que aprovecha para ver a amigos y familiares, pero en su mente y en su corazón está, algún día, tomar un pasaje de avión hacia su tierra y no tener que irse otra vez.

Pero, mientras tanto, Mary Lorena apoya a jóvenes hondureños y de cualquier país del mundo que deseen estudiar postgrados en Química, Bioquímica, Ciencias Ambientales o Ingeniería en la Universidad Brigham Young. «Soy la encargada de buscar jóvenes con talentos y deseos de superación en estas áreas», reveló.

Y es así como la niña ilustre que nació hace 49 años se posicionó como una de las mujeres más exitosas de su nación. Lo que una vez fue nada más un sueño, se volvió, sin darse cuenta, una realidad. Su idea era ser maestra y llevar sus conocimientos al límite para tener más cosas que enseñarles a sus alumnos, pero, el destino la había escogido para un propósito mayor.


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