Ana Fabiola García, alias «Sourgum», es una tatuadora capitalina que se destaca por la magia que hay en su mano, expresada a la hora de plasmar historias en la piel de sus clientes y su trabajo ha sido un parte importante para romper los tabúes de la sociedad hondureña hacia los tatuajes.
En sus primeros años de vida, la artista contó sentir la pasión por dibujar y tuvo el apoyo sin condiciones de sus padres, un eje importante para seguir sus sueños.
«Siempre era la niña que se distraía en clase porque estaban explicando algo, pero yo estaba dibujando la planta de la esquina o a la profesora», manifestó.
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Seguidamente, en su juventud las personas cercanas le proponían que estudiara diferentes carreras, entró a Comunicación y Publicidad, donde solo estuvo tres años. Luego se decidió por estudiar Diseño Gráfico y paralelamente comenzó a aprender a tatuar.
Inició a trabajar en un estudio que se llama Gomas Tattoo, donde dio sus primeros pasos en el mundo artístico. «Por fin encontré algo para dedicarme y que a mí me gusta, puedo dibujar todos los días», expresó.
«El tatuaje es una carrera donde nunca se deja de aprender, me alegra el poder seguir creciendo», indicó.
Su primer tatuaje lo realizó fuera del ámbito profesional, específicamente en una fiesta, pero se detuvo de revelar los detalles.
Durante la amena platica, reveló que ya como una artista profesional, a uno de sus amigos cercanos le realizó el primer tatuaje. Se trata de «una patineta quebrada que hasta el momento lo tiene y se ve bien».
Una emprendedora
Tras dos años laborando para el estudio en mención, «llegó un punto donde quería hacer algo diferente». Al inicio quería emprender sola y viajar, pero una de sus amigas quiso aprender, al igual que una de sus clientas. Ellas fueron sus dos primeras aprendices.
García emprendió su negocio y lo nombró Deadly Vipers Tattoo Studio, destacado por su trabajo profesional y que es un estudio solamente de artistas mujeres.
«La industria del tatuaje por años ha estado regida por hombres, quería igualar la balanza. Era bien amenazante en un principio, estuve en un par de situaciones incómodas. No quería que nadie pasara por algo igual», relató.
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«Me enfoqué mucho en mi trabajo, en no arremeter contra los hombres porque hay artistas hondureños que admiro mucho», comentó.
Seguidamente recomendó a las hondureñas que pretenden abrirse paso en áreas liderada por hombres, dejar que «su trabajo hable por ellas».
Actualmente, García es la principal en un equipo de trabajo de varias señoritas artistas, con ellas se enfrenta a los prejuicios de la sociedad hondureña. Además, la joven hondureña tiene su propia marca: «Sourgum Tattoo», vende camisetas, stickers y demás accesorios.
Por otra parte, para tener acceso a los servicios de las tatuadoras, las pueden contactar mediante redes sociales, Facebook e Instagram como: Deadly Vipers Tattoo Studio. En sus plataformas digitales se pueden encontrar los llamativos trabajos que realizan a diario a la población hondureña.
Dejan en alto el nombre de Honduras
A nivel nacional, los artistas del gremio se refieren hacia «Sourgum» como una de las mejores en el estilo de Black Word.
García tuvo su primera participación en una convención de tatuajes en Tegucigalpa cuando apenas tenía un año de experiencia, sin embargo, se posicionó en el segundo lugar en Black Word.
«Ya conociendo el agite de las expos me aventuré», ha estado en distintas naciones de Centroamérica y en México.
En el país norteamericano conquistó el segundo lugar, en Nicaragua y El Salvador ha sido la número 1 en el estilo Neotradicional y Black Word.
Ana García, a sus cortos 27 años tiene ocho premios por su arte, tres en Nicaragua, dos en El Salvador y dos México. Además, recientemente regresó a México y como de costumbre estuvo en los primeros lugares.
«Se siente muy bonito, el corazón casi calentito cuando puedo sacar la bandera (de Honduras) para reclamar un premio. Siempre que vean que voy a reclamar un premio siempre voy con la bandera, para mí es un orgullo», aseguró.
«Todo lo que pasó me hizo ser quien soy»
Por otra parte, Ana García dijo que hace 10 años no se imaginaba estar en la posición que tiene dentro del mundo del arte. Asimismo, reveló cuáles son sus aspiraciones a futuro.
«Todo lo que me pasó me hizo ser quien soy, me hizo fuerte, aprender, no creo que cambiaría mucho más. Sí me gustaría regresar 10 años, solo darle una palmadita a Ana y decirle: ‘En 10 años no te imaginas dónde vamos a estar, no te lo creerías'», comentó.
Además, una de las aspiraciones de la joven hondureña es que en el rubro del tatuaje las cosas estén «parejas», que hombres y mujeres tengan la misma influencia.
Finalmente relató: «Me guastaría seguir viajando, mi sueño es poder darle a esta industria de lo que me dio a mí. Enseñarle a más mujeres y que se abran paso en la industria, hasta llegar al punto de que seamos parejos».