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viernes, noviembre 22, 2024

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CORTÉS, HONDURAS. Transcurridos ya dos meses desde la llega de la tormenta tropical Eta, son muchas las familias que aún se encuentran refugiadas en un albergue, bajo los puentes u orillas de la carretera, pero hay otras que poco a poco se han levantado de la adversidad, cuyas historias también merecen ser contadas, porque tienen potencial para servir de inspiración a demás afectados.

Diego Ortega y su padre viven en la colonia Céleo Gonzáles de San Pedro Sula. Su casa se inundó dos veces, primero con Eta y luego con Iota, pero, actualmente, luego de muchísimo esfuerzo y sacrificio, luce impecable.

Por supuesto que los primeros días fueron difíciles, pero al ver todo lo que han logrado al cabo de ocho semanas, Diego decidió mostrar el antes y después de las labores de limpieza en su hogar, con la intención de «motivar a aquellas personas que pasaron por nuestra misma situación».

El joven sampedrano dialogó con TIEMPO Digital y contó su experiencia durante y después de las inundaciones.

«Mi familia y yo fuimos afectados fuertemente por las tormentas Eta e Iota. Hubo una inundación total en nuestra vivienda. A partir de esos días nos tocó estar separados aproximadamente mes y medio. Cada uno empezó a poner su esfuerzo para seguir salir de esta prueba lo más pronto posible», recordó Diego.

El 5 de noviembre, día que su colonia se inundó, él salió huyendo del agua cargando consigo tan sólo un televisor y un poco de ropa, pero su padre decidió quedarse en casa, creyendo que podría cuidar los objetos que quedaban adentro, pero no se imaginó que esa vez dormiría en el techo, pues el agua alcanzó niveles inesperados «y hasta el día siguiente» pudo ser rescatado.

Como ocurrió con todos sus vecinos, Diego y su papá perdieron absolutamente todo, y aunque sí sentían decepción, frustración y tristeza, tenían algo muy claro: no iban a quedar lamentándose todo el tiempo.

«Me tocó regresar para ver qué se había salvado, porque prácticamente no pudimos sacar nada. Al momento de llegar, pues, ver la casa de la manera que la encontré fue algo doloroso, porque, todas las cosas que con mucho sacrificio tuvimos a lo largo de muchos años, se había en una noche», comentó Diego.

Al inicio costó asimilar todo lo que ocurrió, pero «no podemos quedarnos de brazos cruzados, y en lo personal, pensé en honrar a mi padre, porque él se sacrificó para comprar las cosas de la casa, y mi mamá también, que ya falleció», agregó.

Labores de limpieza

El hogar de Diego ya tiene ‘otra cara’: está pintada, parcialmente amueblada y luce como si nada pasó. Pero no fue sencillo lograr que quedara así, pues hubo muchas horas de trabajo sin parar.

«Desde esa fecha hasta hoy, hemos logrado avances en nuestra casa y los cuales comparto con ustedes. A las personas que brindaron su apoyo incondicional, Dios les bendiga muchisimo, familia, amigos, iglesia, trabajo y aún desconocidos», agradeció el joven.

«A los que atravesaron lo mismo que nosotros les digo: A pesar que las circunstancias, vamos a recuperar lo perdido. De la mano y la ayuda de Dios nada es imposible. Paso a paso iremos recuperando todo lo perdido», cerró.

Ahora, Diego tiene la intención de ayudar a limpiar otras casas de su colonia, pues sabe cuán difícil es hacerlo.


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