TEGUCIGALPA, HONDURAS. La historia de ayuda a los más desprotegidos, el amor incondicional por los niños y su entrega a Dios hará que la Iglesia Católica hondureña presente la causa de beatificación de Sor María Rosa Leggol ante el Vaticano.
El proceso de beatificación de una persona se puede realizar por dos vías, la primera es por causa de virtudes heroicas, o sea que si el fiel destacó con su bondad durante su vida. Y la segunda causa, es por el sufrimiento o martirio por defender la fe católica.
Para solicitar el proceso al Vaticano, se deben cumplir una serie de pasos para lograr que el candidato que demostró tanto a su pueblo, llegue a ser Santo. Este es el caso de Sor María Rosa, quien se convertiría en la primer hondureña declarada beata.
Proceso de beatificación
El organismo de la Santa Sede, en el Vaticano, es el encargado de estudiar los milagros, martirios y virtudes heroicas. Así como de proponer los diferentes ejemplos de Santidad para que el Sumo Pontífice, en esta ocasión el Papa Francisco, proceda a realizar las beatificaciones por medio de la congregación para las causas de los Santos.
En ese sentido, el cardenal Óscar Andrés Rodríguez, comentó durante la homilía de la misa de cuerpo presente de Sor María Rosa, que se procederá a presentar la documentación para que se inicie con el camino a la beatificación de la madre de los más desprotegidos de Honduras.
Cabe señalar que la beatificación de una persona solo puede darse en los fieles católicos que hayan fallecido como fama de santidad. Asimismo, que haya sido constante y conocida en distintos lugares, Sor María Rosa, es el vivo ejemplo para los hondureños.
Canonización
Una declaración de canonización solo se puede producir tras un largo proceso preparatorio, ya que es un verdadero proceso judicial, mismo que se puede prolongar por un gran periodo de tiempo.
Y se pone en marcha por el obispo del lugar donde falleció el candidato. En el caso de Honduras, por el Cardenal Óscar Andrés Rodríguez, y sostenido por una devoción popular, con cita de testigos o contratos, examen y documentación.
Según las normas de la congregación para las causas de los Santos, aprobadas y ratificadas por el Santo Papa Juan Pablo II el 7 de febrero de 1983, se deben esperar cinco años después de la muerte de la persona para introducir la causa.
Anteriormente, tenían que pasar cincuenta años para que las causas se presentarán, pero se decidió reducir el plazo tan largo para evitar la desaparición de las pruebas.
Pruebas para la declaración
Desde la reforma de 1983, se debe probar que se ha producido un milagro a través de la intersección del fiel que se pretende beatificar, en este caso Sor María Rosa. Una vez aprobado el decreto de virtudes heroicas, el cristiano católico recibe el título de venerable.
Si la causa de beatificación se sigue por vía de martirio, no se procede a la declaración de venerable y para la beatificación de los mártires no es necesario el proceso del milagro. Tal como sucedió en la república de El Salvador con San Arnulfo Romero.
Con la declaración como beato, el venerable o siervo de Dios, según sea o no sea mártir, puede ser venerado por la Iglesia Católica. Si bien, solo en el ámbito diocesano de donde se ha solicitado la beatificación o habitualmente donde falleció el fiel.
En el caso de Sor María Rosa, la norma debe aplicarse en Arquidiócesis de Tegucigalpa, pero sin duda su veneración seguiría siendo por todo el país, al que tanto amor le dio a lo largo de los años.
Con esto, se puede celebrar la eucaristía el día de su fiesta pidiendo su intercesión, pero solo en dicha diócesis o grupo de diócesis. Para que el culto sea extensivo a la Iglesia entera, debe continuar el proceso hasta la canonización.
Por este motivo, con la excepción de San Juan Pablo II (cuya ceremonia de beatificación fue presidida por el Papa Emérito Benedicto XVI), las beatificaciones no son realizadas por el sumo pontífice, aunque sí en su nombre, puesto que son un acto del magisterio aplicado a la diócesis concreta y no a la iglesia universal.
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Solicitud de Honduras
Sor María Rosa se caracterizó por ser una mujer llena de amor a los demás y a Dios, durante sus más de 70 años de vida religiosa se dedicó a ayudar a los más desprotegidos del país.
A sus 93 años, luego de superar el COVID-19 falleció en la ciudad de Tegucigalpa, capital de Honduras, a las 9:32 de la mañana del viernes 16 de octubre. La religiosa permaneció interna por alrededor de una semana en un centro asistencial aferrándose a su vida luego de presentar complicaciones derivadas de una cirrosis hepática.
Su legado de entrega, amor y compromiso quedó plasmado en un país entero. Por esa razón durante la homilía en la misa de cuerpo presente celebrada en la Basílica Menor Nuestra Señora de Suyapa, el cardenal Rodríguez mencionó que se iniciaría con el proceso de beatificación.
Sin embargo, para realizarlo será necesaria la búsqueda de testimonios que den a conocer las obras de Sor María Rosa.
Homilía
“Muchos me han estado pidiendo qué hacer para una causa de beatificación”, indicó el cardenal Rodríguez, minutos antes de darle cristiana sepultura a Sor María Rosa en Jardines de Paz Suyapa en Tegucigalpa.
“Todos los que la conocieron y recibieron esa bondad podrían poner ese sentimiento por escrito”, detalló.
“Es un requisito, pero por favor, muestren su amor simplemente escribiendo y detallen lo que les tocó vivir y cómo lo vivieron. Dios quiera poder avanzar en eso”, subrayó.
Es por estas razones que Sor María Rosa Leggol se convertiría en la primera beata de Honduras. Se debe seguir el proceso explicado con anterioridad para que la religiosa pueda recibir el título.
Su misión en la tierra, la hacen destacar como un ser humano que lo que siempre buscó fue el bien para los demás. Una de las últimas beatificaciones realizadas en América Latina, es la de Monseñor Óscar Arnulfo Romero en El Salvador en mayo del 2015. Este mismo fue declarado Santo en octubre de 2019.
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