Un estudio llevado a cabo por científicos de Reino Unido, Turquía y Qatar, ha descubierto un nuevo síntoma del coronavirus una vez la enfermedad ha finalizado.
Se trata de la pérdida de fibras nerviosas y el aumento de células inmunitarias clave en la superficie del ojo, de acuerdo con el estudio publicado en el British Journal of Ophthalmology.
Según la investigación, los cambios en la córnea del ojo se dieron entre los pacientes que también tenían síntomas como la pérdida del gusto u olfato, dolor de cabeza, mareos, entumecimiento y dolor neuropático, como parte de los efectos del síndrome del COVID-19 prolongado.
Según recoge Infobae, el síndrome del coronavirus prolongado se da cuando unos síntomas debilitantes se prolongan durante más de cuatro semanas, después de la fase más grave de la enfermedad.
Los infectados tenían más células dendríticas que los que no habían pasado la COVID-19
La investigación fue llevada a cabo a través de una técnica láser no invasiva, conocida como microscopía confocal de la córnea, que identifica “daños nerviosos y cambios inflamatorios atribuibles a la neuropatía”, señala Infobae. Al estudio se sometieron 40 personas que ya habían pasado el coronavirus entre 1 y 6 meses antes.
La investigación arrojó que los síntomas neurológicos estuvieron presentes en 22 de los 40 participantes, entre las 4 y 12 semanas. Después, se les aplicó microscopía para buscar daños en las fibras nerviosas y la densidad de las células dendríticas, fundamentales para el sistema inmunitario.
Finalmente, se compararon los resultados con los de 30 personas que no se habían infectado de coronavirus.
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De esta forma, 22 de 40 no tenían signos de neumonía, 11 tenían síntomas de neumonía pero no necesitaban oxigenoterapia. Otros cuatro fueron ingresados en el hospital con neumonía y tomaron oxigenoterapia y tres fueron ingresados en la UCI. Los que no presentaban síntomas neurológicos tenían más células dendríticas que los que no habían sido infectados todavía.
¿Qué es el COVID de larga duración?
Son síntomas que no pueden explicarse con un diagnóstico alternativo y duran al menos dos meses después de una infección inicial de COVID-19. Por lo general, es después de tres meses (12 semanas) de síntomas persistentes cuando se sospecha que un paciente tiene COVID prolongado.
Esta forma de enfermedad puede afectar a cualquier persona de cualquier edad, incluidos niños y adolescentes. Incluso si tuvo síntomas leves, o ninguno, cuando se infectó por primera vez, puede afectarlo un COVID prolongado.
Para algunos, los síntomas de COVID prolongado pueden ser más graves que la infección aguda por COVID-19 en sí. Según la Organización Mundial de la Salud (OMS), hay más de 200 síntomas de COVID «largo».
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