EE.UU.-La muerte del gorila Harambe sigue causando ira, repudio e indignación. Desde que lo tirotearon en el Zoológico de Cincinnati por salvar la vida de Isiah Gregg, un niño de 3 años que accidentalmente cayó en su fosa, la credibilidad de la institución, por lo menos en Twitter, se fue a pique. La gente no cesaba de recordar ácida o furiosamente lo que pasó con el animal. Y por este motivo, se tomó la decisión de cerrar la cuenta del lugar.