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jueves, noviembre 21, 2024

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REDACCIÓN. La alimentación adecuada y el soporte nutricional pueden prevenir y revertir la situación de fragilidad cognitiva en pacientes con Alzheimer en fases tempranas, sobre todo si se combina con ejercicio físico y entrenamiento cognitivo, tal y como confirma el Geriatra en el Complejo Hospitalario Universitario de Cáceres, el doctor Manuel Antón.

«Se ha demostrado que dietas, como la dieta mediterránea, ricas en vegetales y aceite de oliva aportan beneficios cuantificables a nivel cognitivo», afirma este experto.

Además, el papel de la nutrición es «clave» para abordar funciones como la velocidad de la marcha, o la sarcopenia, signos incipientes de Alzheimer preclínico; es decir, sin clínica cognitiva aparente.

En este sentido, existe una relación de retroalimentación entre la nutrición y la fragilidad cognitiva, ya que una repercute sobre la otra. Lo anterior permite que se pueda intervenir en el curso inicial de la enfermedad.

En este terreno, la nutrición, el ejercicio físico y el entrenamiento cognitivo han demostrado su eficacia, sobre todo cuando se interviene de forma precoz.

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Intervención

Otro importante hito en el abordaje nutricional en el curso de la enfermedad es la intervención en la génesis de la enfermedad del Alzheimer, con la intervención de preparados dietéticos específicos en los componentes de la cognición.

En este sentido, se han demostrado beneficios en test de memoria, pero sobre todo en la influencia bidireccional entre función y cognición con mejoría en test funcionales, con correspondencia con la neuroimagen y, además, manteniendo la eficacia en estudios a tres años.

Tradicionalmente, se habían asociado los buenos hábitos de vida al envejecimiento saludable. En la actualidad, la comunidad médica ha empezado a considerar el concepto de envejecimiento no inherente a la edad, que es irreversible, sino al concepto de fragilidad, de vulnerabilidad, que involucra científicamente determinados parámetros medibles.

Además, es un concepto «dinámico, bidireccional y sobre todo reversible sobre el que podemos actuar», explica el doctor Antón. «En este terreno, la nutrición, el ejercicio físico y el entrenamiento cognitivo han demostrado su eficacia, sobre todo cuando más precozmente se interviene», añade.


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