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viernes, noviembre 22, 2024

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Las autoridades de La Paz han escalado este lunes un nuevo peldaño en la crisis con España y México. En consecuencia, Bolivia expulsa a dos diplomáticos españoles y a la embajadora de México. Mientras, España responde al Gobierno de La Paz con la expulsión de tres diplomáticos bolivianos.

El gobierno boliviano ha declarado personas no gratas a los diplomáticos españoles Cristina Borreguero y Álvaro Fernández; a la embajadora mexicana en La Paz, María Teresa Mercado; y a un grupo de policías españoles, a los que han dado 72 horas para abandonar el país.

El Ejecutivo español ha decidido responder «en reciprocidad al gesto hostil del Gobierno interino de Bolivia. Lo hicieron al expulsar tres funcionarios de su Embajada en Madrid, que también deberán salir de España en 72 horas. Se trata del encargado de negocios, Luis Quispe Condori; del agregado militar, Marcelo Vargas Barral; y del policial, Orso Fernando Oblitas Siles.

En cambio, el Gobierno mexicano no responderá de momento con medidas recíprocas a La Paz. Altos cargos de la Secretaría de Relaciones Exteriores indicaron esperarán antes de decidir próximas acciones, con el objetivo de proteger a los más de 10.000 mexicanos que viven en Bolivia.

Las naciones no rompen relaciones y el Gobierno de Andrés Manuel López Obrador la mantendrá a nivel de una Encargada de Negocios, el mismo tratamiento diplomático que México mantiene con Venezuela.

La cancillería ha pedido el retorno al país de la embajadora María Teresa Mercad con el fin “de resguardar su seguridad e integridad”.

Responde el gobierno de España

El Gobierno español difundió este lunes un comunicado en el que «rechaza tajantemente cualquier insinuación sobre una supuesta voluntad de injerencia en los asuntos políticos internos de Bolivia.

Para España», subraya, «cualquier afirmación en este sentido constituye una calumnia dirigida a dañar nuestras relaciones bilaterales con falsas teorías conspiratorias.

España exige que el actual Gobierno interino de Bolivia reconduzca y desescale los contenidos de sus afirmaciones. Tambien recupere cuanto antes el buen sentido de confianza y cooperación», agrega.

Previamente, la presidenta interina de Bolivia, Jeanine Áñez, había justificado la expulsion. Alegó que «este grupo de representantes de los Gobiernos de México y España ha lesionado gravemente la soberanía del pueblo. Y por ende, al del Gobierno constitucional de Bolivia».

Conducta hostil

En una comparecencia en el palacio de Gobierno de La Paz, Áñez hizo el anuncio. Había decidido «declarar persona non grata a la embajadora de México en Bolivia, María Teresa Mercado; a la encargada de negocios de España en Bolivia, Cristina Borreguero; al cónsul de España en Bolivia, Álvaro Fernández, y al grupo de los presuntos diplomáticos encapuchados y armados.

La conducta hostil [de estos funcionarios] intentando ingresar de forma subrepticia y clandestina a la residencia de México en Bolivia desafiando a los oficiales policiales bolivianos y [a] los propios ciudadanos son hechos que no podemos dejar pasar», subrayó.

Áñez aludía al incidente que se produjo el pasado viernes en la entrada de la Embajada de México en La Paz. Allí acudieron la encargada de negocios y el cónsul español, escoltados por cuatro miembros del Grupo de Operaciones Especiales (GEO) del Cuerpo Nacional de Policía. Esto por invitación de la embajadora mexicana.

Diplomáticos se cubrieron el rostro

Cuando los agentes españoles se disponían a recoger a los dos funcionarios,los policías bolivianos que mantienen rodeada la Embajada mexicana les impidieron el paso. Mientras,  un grupo de civiles comenzó a increparles y a golpear y zarandear sus vehículos, con matrícula diplomática. Al advertir que los estaban grabando y fotografiando, los geos se cubrieron el rostro.

Las autoridades de La Paz dieron pábulo a la teoría de que la presencia de los policías españoles respondía al objetivo de sacar clandestinamente de la legación diplomática mexicana a la decena de ex altos cargos del Gobierno de Evo Morales que se encuentran allí refugiados y, en especial, al exministro de Presidencia, Juan Ramón Quintana, acusado de terrorismo y sedición.

España reaccionó inicialmente con sorpresa ante el incidente diplomático. Ni el presidente en funciones, Pedro Sánchez, ni la ministra de Defensa, Margarita Robles, conocían la visita de los dos diplomáticos españoles a la Embajada de México en La Paz. Se enteraron cuando llegó a Madrid la noticia que los geos estaban siendo acosados por policías y civiles.

Su reacción inicial fue emitir una escueta nota, ya en la madrugada del sábado. En ella  se anunciaba la apertura de una «investigación» interna sobre lo sucedido.

Comprometedora visita de diplomáticos

Solo horas después, cuando fue tomando cuerpo en Bolivia la acusación, Exteriores difundió un nuevo comunicado. En el aclaraba que la visita de los dos diplomáticos a la legación mexicana «era exclusivamente de cortesía».

Además, alegaba «rotundamente que pudiera tener como objeto facilitar la salida de las personas que se encuentran asiladas en aquellas dependencias».

La aclaración no pareció convencer a las autoridades bolivianas. Fuentes gubernamentales españolas atribuyen la escalada a una «sobreactuación» interesada del Gobierno de Áñez, que está utilizando el incidente para buscar el respaldo de la población envolviéndose en la bandera nacionalista frente a un supuesto «colonialismo español».

Con información de El País, España.

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