Redacción. El BMW X1 es el último capítulo de éxito de la marca alemana. El modelo más vendido de la compañía se actualiza de los pies a la cabeza para seguir liderando en la marca.
Los tiempos cambian y las marcas tienen que adaptarse a ellos, lo que exige ciertas concesiones o rupturas con lo tradicional. La familia SUV de BMW es actualmente la más popular de toda la casa.
Con millones de unidades vendidas cada año, los modelos más tradicionales han quedado relegados a un segundo plano. Si miramos las ventas hay un modelo que destaca por encima de todos, el BMW X1. El pequeño de la casa tira del carro gracias a que siempre ha ofrecido muchas cualidades por un precio parcialmente asumible. Es el modelo de acceso a la gama, y eso es un aliciente.
Comprarse un BMW es una meta para muchos conductores. Penetrar en una marca premium te hará dejar de lado cualquier opción generalista para siempre, y posicionar un coche como el X1 al alcance de muchos bolsillos ha hecho de él el éxito que es hoy. Sus rivales: Audi Q3, Jaguar E-Pace, Volvo XC40 y Mercedes GLA tratan de darle caza. Para mantener las distancias BMW presenta una tercera generación que profundiza los éxitos del X1.
Un fino equilibrio estético
A nivel estético está claro que el X1 no evoluciona de una forma ostensible como otros hermanos, ni falta que le hace. El trabajo creativo es bueno, muy bueno, tanto que se puede decir que ha dejado en evidencia a sus más inmediatos perseguidores. El BMW X1 luce un aspecto ideal para los compradores de la categoría.
Musculoso como un todoterreno, pero lo suficientemente refinado como para considerarse un coche de BMW. Un fino equilibrio estético que gusta y convence a simple vista y que mejora, lo justo y necesario, lo ya conocido.
La gama presenta tres acabados diferentes con tres estéticas diferentes: Base, xLine y M Sport. En cada una de ellas se entrega un modelo diferente, partiendo de la sobriedad y la sosez del acabado base, pasando por el estilo aventurero del paquete campero hasta llegar al formato más agresivo y estéticamente deportivo.
Sin duda alguna el más atractivo es el xLine, y en BMW piensan que será el más vendido aunque eleve la factura final. Todo ello se completa con una paleta de colores nueva y rejuvenecida y con juegos de llantas entre las 18 y las 20 pulgadas.
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Interior
Saltando al interior, aquí sí vemos un salto más significativo y se destaca dos cualidades: tecnología y calidad.
Un BMW debe tener calidad en sus acabados y en su fabricación. El X1 da un pequeño salto en cuanto a calidad percibida, pequeño porque lo anterior ya era bueno. Sin embargo, donde da un salto considerable es en tecnología y en sistemas embarcados, disfrutando ahora del último software de la casa alemana.
La presentación se basa en dos panales digitales juntos al más puro estilo Mercedes. El tamaño es bueno, suficiente aunque no terminan de convencer la forma de los gráficos. La lectura no es tan intuitiva como cabría esperar en un principio, pero sí me convence las opciones de personalización, significativamente mejores que en otros modelos con sistemas antiguos.
La otra novedad que se destaca es la consola central flotante, una pequeña concesión a la normalidad que tanto abunda en el X1.
El cambio electrónico permite no tener que depender de una arcaica palanca. Pero el compilar tantos mandos en una zona tan concreta no termina de convencer. Tampoco el espacio debajo de la pantalla multimedia donde todo queda a la vista. Una pequeña tapa corredera como la del modelo anterior sería mucho mejor solución. Sobre todo, lo que más se echa de menos es el módulo de la climatización.
Alta tecnología
Está claro que el X1 mejora en esos apartados donde se había quedado obsoleto. La tecnología es amplia aunque una vez más, BMW abusa de la confianza de sus clientes para entregarla con un alto coste.
Lo que también mejoran son los índices de habitabilidad. Aunque las medidas apenas han variado, las nuevas cotas nos llevan a los 4,5 metros de largo, 1,84 metros de ancho y 1,64 metros de alto. La distancia entre ejes ha aumentado cinco centímetros hasta los 2,72 metros, y eso se traduce en más espacio para los pasajeros posteriores y en un mayor volumen de carga, hasta los 540 litros de capacidad mínima.
Las puertas traseras abren generosamente para facilitar tanto la entrada como la salida del coche para todo el mundo.
Opcionalmente la segunda fila de asientos puede incluir un sistema de raíles que permite ajustar longitudinalmente las plazas para así poder ofrecer más espacio de carga o más espacio para los ocupantes según las necesidades. El ajuste también puede ser en la vertical, permitiendo regular la inclinación de cada uno de los asientos.
Prueba del BMW X1 2023
Hay que reconocer que el punto de partida para el desarrollo de esta nueva generación del X1 estaba muy alto. La generación anterior dejó muy buen sabor de boca en comportamiento y rendimiento, así que los ingenieros tenían la obligación de mejorar un producto cuyo margen de mejora no era muy amplio, pero lo han hecho.
La nueva unidad X1 es más confortable que la anterior, no mucho, pero lo suficiente como para decir que es mejor, y no por ello comprometer el dinamismo. No es un M, pero sí el C-SUV premium más equilibrado de la categoría.
Se ha diseñado para poder satisfacer cualquier necesidad, apto para recorridos urbanos, interurbanos y largos viajes. El aislamiento interior es mejor, lo que redunda en la sensación de calidad general.
La pisada es buena, estable y transmite seguridad. A pesar de ser el SUV de acceso a la gama muestra un aplomo digno de modelos de corte superior como el BMW X3. Los kilómetros se suceden sin inmutarse, aunque sigue sin ser el BMW con el que todos soñamos para coger una carretera de curvas.
Los cambios también han llegado a los tradicionales modos de conducción. A partir de ahora pasan a denominarse Personal, Sport, Efficient, Expressive, Relax y Digital Art. Estos tres últimos más bien parecen ambientes interiores porque a nivel estético no se traducen en un comportamiento diferente.
El resto de los programas corresponden a los clásicos Confort, Sport y Eco Pro. En ellos sí que se aprecian cambios en el comportamiento, principalmente en respuesta del motor y sensibilidad del pedal del acelerador. La dirección apenas se modifica, y tampoco la suspensión, que siempre muestra ese comportamiento tan equilibrado entre comportamiento y confort.