SAN PEDRO SULA, CORTÉS. De forma constante la mujer hondureña se ha ido abriendo paso en el mundo empresarial. Ahora hay muchas profesionales reconocidas que son un ejemplo de empoderamiento femenino.
Tal es el caso de Blanca Ligia Villela Molina, quien es licenciada en Ciencias Jurídicas y Sociales con maestría en Administración de Empresas, experta en Diversidad en Inclusión, una coach certificada, comunicadora, ejecutiva de negocios y líder de Empoderamiento Femenino.
Hoy en día, Blanca se desempeña como gerente regional de Comunicaciones de Cargill, una empresa muy conocida a nivel mundial dedicada a la agroindustria.
Cargill tiene más de 155 años de existir y opera en más de 70 países alrededor del mundo, proveyendo una red de conexiones y conocimientos casi ilimitados.
Blanca conversó con Diario TIEMPO y dio a conocer aspectos sobre su vida profesional y lo que significa para ella estar al frente de una empresa tan grande.
«Trabajar en Cargill es fácil, en el sentido de que nos ofrece un sin número de oportunidades y recursos para destacarse. Es un trabajo muy demandante, pero todo muy gratificante», indicó.
«Personalmente he tenido exposición a diferentes culturas, pues los diferentes roles que he desempeñado, en las áreas legal, negocio, recursos humanos y ahora en comunicaciones, tuve la oportunidad de liderar iniciativas y equipos de trabajo de diferentes culturas, continentes, profesiones y contextos, lo cual me ayudó a conocer mucho más sobre la gente y confirmar que, en esencia, somos muy similares a pesar de todas las diferencias externas», continuó.
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Sus inicios profesionales
Blanca se graduó de abogada y se desempeñó como directora legal regional para Cargill durante aproximadamente 13 años.
Luego lideró por cinco años el negocio de Proteína en Honduras. Después tuvo un rol global en el área de Recursos Humanos, liderando iniciativas de Inclusión y Diversidad. Además, guió iniciativas y estrategias de Responsabilidad Social Empresarial.
No cabe duda que Blanca se ha desempeñado en varias áreas que le han permitido destacarse, pero, como en todo, ha tenido diversos desafíos.
«Los desafíos desde la pandemia se han transformado, pero pienso que mantener un balance sano de trabajo y vida personal es clave, así como cuidar la salud mental», comentó.
Sus mayores satisfacciones
Para Blanca, una de sus mayores satisfacciones es haber estado en todo el crecimiento y cambios de Cargill, que la han mantenido enamorada de esa empresa.
Además, otra satisfacción es ser instrumento para la creación de una cultura más inclusiva.
» (…) la formación de redes de mujeres que ahora son referentes a lo interno y externo de Cargill en nuestra región, ayudando en el conocimiento, desarrollo y empoderamiento de las mujeres, así como la influencia, el entrenamiento y entendimiento de los líderes varones de la organización», expresó.
Una vida familiar y profesional equilibrada
Blanca está casada con Carlos Larios, ingeniero agrónomo, graduado del Zamorano, quien trabaja también en Cargill como gerente regional de Compras Estratégicas.
Además, procrearon dos hijos, Carlos Andrés Larios, de 19 años, y Mariana Larios, de 16 años.
«He sido afortunada y bendecida. Desde que inicié mi familia tuve un apoyo incondicional de todos mis seres queridos, Mi esposo ha sido mi apoyo fiel para seguir mis sueños, al mismo tiempo, se ha involucrado al 100 % con las responsabilidades de la casa y con los hijos», reveló.
Para Blanca tener una pareja que la impulsa y acompaña a lograr sus objetivos ha sido clave para ir avanzando en su vida profesional.
«El balance no es perfecto, lo que hago siempre es pensar y asegurar que lo que hago me hace feliz, como una vez me dijo mi mamá, ‘si estoy feliz, reflejo felicidad y las personas que me rodean pueden ser felices'», enfatizó.
Blanca se describe como una persona responsable, que le gusta desarrollar equipos, busca la mejora continuamente, exigente, honesta, fiel, directa y comprometida.
El éxito de una mujer
Blanca opina que el éxito de una mujer comienza con la confianza, claridad de los valores, escoger bien a una pareja o grupo de apoyo, la resiliencia, la apertura al cambio y mucha fe en Dios.
«Debemos trabajar en eliminar dos barreras que detienen el desarrollo y progreso de la mujer: las barreras personales, cuando pensamos que no somos capaces, que nos falta algo, que alguien puede hacer el trabajo mejor que nosotras. Debemos luchar contra el ‘síndrome impostor’ del que sufrimos muchas mujeres y la falta de apoyo entre mujeres. Tenemos el poder y la capacidad de crecer juntas y ayudar a que otras triunfen», indicó.
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