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jueves, noviembre 21, 2024

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Tegucigalpa, Honduras.- El pontífice Benedicto XVI, quien falleció hoy a sus 95 años, dejó un testamento en el que pide perdón a los que pudo haber perjudicado en su vida.

La «Santa Sede» publicó hoy el escrito del papa, quien lo tituló como «Mi testamento Espiritual«. El texto comienza diciendo: «A todos aquellos a los que de algún modo haya perjudicado, pido perdón de corazón».

Continúa diciendo: «Agradezco en primer lugar al mismo Dios, dispensador de todo buen don, que me ha dado la vida y guiado a través de varios momentos de confusión. Levantándome cada vez que comenzaba a resbalar, donándome siempre de nuevo la luz de su rostro«, escribió.

Benedicto XVI pide perdón en testamento
Benedicto XVI pidió perdón.

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Asimismo se dirige directamente al pueblo alemán al que también le agradeció en parte del escrito. «Rezo por que nuestra tierra siga siendo de fe y os pido, queridos compatriotas: no os dejéis desviar de la fe».

«Lo que he dicho a mis compatriotas, se lo digo ahora a todos los que en la Iglesia han sido fiados a mi servicio. ¡Manteneos firmes en la fe! ¡No os dejéis confundir!», escribió.

Alegato en defensa de su fe

Benedicto XVI agregó un alegado en defensa de su fe contra interpretaciones filosóficas. «A menudo parece que las ciencias naturales por un lado y la investigación histórica son capaces de ofrecer resultados inconfundibles frente a la fe católica», empieza.

Benedicto XVI pide perdón en testamento
El escrito de Benedicto XVI lo publicó hoy la «Santa Sede».

Sigue diciendo: «He visto las transformaciones de las ciencias naturales desde tiempos lejanos y he podido constatar cómo, al contrario, se hayan desvanecido aparentes certezas contra la fe. Demostrando ser, no ciencia, sino interpretaciones filosóficas solo aparentemente vinculadas a la ciencia».

«He visto y veo cómo del barullo de las hipótesis haya emergido y emerge nuevamente la razón de la fe. Jesucristo es verdaderamente la vía, la verdad y la vida, y la iglesia, con todas sus insuficiencias, es de verdad su cuerpo», dijo.

Por último, Benedicto XVI, solicitó «humildemente» rezar por él. «Para que el Señor, no obstante todos mis pecados e insuficiencias, me acoja en el hogar eterno. A todos los que me ha encomendado, día a día, va de corazón mi oración», terminó diciendo.

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