Al principio de la pandemia ni la OMS ni las autoridades sanitarias españolas consideraban imprescindible el uso de la mascarilla fuera del ámbito sanitario de mayor riesgo. El tiempo y la acumulación de evidencia científica está demostrando que fue un error.
Un nuevo estudio cuenta cómo 139 clientes de una peluquería no contrajeron la Covid-19 pese a verse expuestos durante un periodo de entre 15 y 45 minutos a dos personas infectadas que siguieron trabajando en la peluquería incluso con síntomas de la enfermedad.
El estudio lo firman investigadores médicos de Misuri y se acaba de publicar en la web del Centro de Control de Enfermedades de Estados Unidos. El caso se desarrolla en la ciudad de Springfield (Misuri) de 160.000 habitantes.
Los médicos mantienen el anonimato de las personas que trabajaban en la peluquería. Hablan de A y B. Sabemos que A es una mujer, porque se nos cuenta que, fuera de la peluquería, también su marido, su hija, un sobrino y un compañero de piso dieron positivo en SARS-CoV-2.
Continuaron trabajando pese a los síntomas
“El 12 de mayo, la peluquera A empezó a tener síntomas, pero siguió trabajando hasta ocho días después, cuando recibió los resultados positivos del test”, cuentan los investigadores. La peluquera A no siguió la recomendación de hacer cuarentena desde el mismo momento en que se hace la prueba. Siguió trabajando otros dos días, hasta que llegó el resultado positivo de la prueba «y la excluyeron del trabajo», dice el estudio.
B había tenido contacto estrecho con A y empezó manifestar síntomas el día 15, tres días después que A. Aún así, B siguió trabajando cinco días más, luego se hizo la prueba y se autoaisló. Un par de días después llegaron los resultados: positivo en Covid-19.
A y B atendieron a un total de 139 clientes desde el momento en que tuvieron síntomas hasta que se cogieron la baja. La peluquería reunía las condiciones perfectas para el contagio: un local interior, cercanía entre las personas, tiempo de exposición suficiente. Pese a la alta probabilidad de infección, ninguno de los 139 clientes se contagió. ¿Por qué?4
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La mascarilla fue clave
Tanto A y B como los clientes llevaban mascarillas, tal y como había recomendado unos días antes el ayuntamiento de Springfield. Mientras trabajaba, la peluquera A utilizaba una mascarilla de algodón de doble capa. B alternaba entre la mascarilla de tela y la quirúrgica. En las pausas entre cliente y cliente, A y B interactuaban sin mascarilla. No hubo más trabajadores contagiados. Después de los positivos, la peluquería cerró durante tres días para proceder a su desinfección.
¿Y cómo iban los clientes?
Un 46% llevaba puesta una mascarilla de tela y la otra mitad, una quirúrgica. Sólo cinco utilizaron la de mayor protección, la FFP2 (N95 en Estados Unidos). La edad media de la clientela era de 52 años y algo más de la mitad eran hombres. El servicio que se ofrecía en ese salón de la peluquería era cortes de pelo, arreglo de barbas y permanentes.
Seguimiento de clientes y contactos
A los clientes se les pidió que guardaran una cuarentena de 14 días. A diario se les llamaba o se les enviaba un mensaje. Ninguno informó de síntomas. Además, se les ofreció hacerse la prueba. De los 139, 72 se negaron y 67 aceptaron. de estos, nadie dio positivo.
Los rastreadores identificaron a seis contactos de A y B. Los cuatro contactos familiares de A dieron positivo y los dos de B no manifestaron síntomas. Los investigadores admiten limitaciones del estudio: la posibilidad de falsos negativos
“Los resultados de este estudio pueden servir de guía para las políticas de salud pública”, escriben los autores del estudio. “La obligatoriedad del uso de la mascarilla fue probablemente un factor que contribuyó a prevenir la transmisión del SARS-CoV-2 durante el contacto estrecho entre los clientes y las personas que trabajaban en la peluquería”.
Hay una nota no menos interesante que subyace a esta historia. A y B siguieron trabajando durante días pese a manifestar ya síntomas probables de Covid-19. El estudio científico no indaga en ese aspecto, pero la pregunta es inevitable. ¿Tan precaria era la situación laboral de A y B en la peluquería que no podían permitirse dejar el trabajo en cuanto aparecieron los síntomas? ¿O fue simplemente falta de concienciación con el riesgo? La respuesta da para otra historia.