CORTÉS, HONDURAS. Durante años, las costas hondureñas se han visto afectadas por su «enemigo mortal», la basura que llega desde Guatemala. A través del río Motagua, son toneladas de desechos que tienen como destino final las playas del país.
Omoa y Puerto Cortés son los dos sitios que más han tenido este «dolor de cabeza», pero este mal no es solo que daña la visibilidad de los lugares, sino también daña el medio ambiente y a la economía de los vendedores que tienen sus negocios en la zona.
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Los pronunciamientos han sido constantes, documentos se han firmado, manos se han estrechado, cafés se han tomado las autoridades, pero simplemente la basura no para de llegar y ahora con más fuerza.
Incluso, recientemente se confirmó que una de las biobardas que «ayudaba» a que la basura no pasara, colapsó, producto de las intensas lluvias que se registraron en el país chapín, pues para esas épocas es donde el afluente arrastra más desechos.
Las autoridades municipales, los vendedores, dueños de restaurantes y población general están cansados de esta situación, pero sobre todo, están hartos de no tener respuesta y como ellos lo señalan, «todo se queda en tomar un café y listo».
Rosa Brocato, empresaria y representante del sector turismo en Omoa, afirmó a Diario TIEMPO que están con el problema de siempre. Además, precisó que ya era una situación que hasta esperaban, porque nunca le habían puesto la debida importancia.
«Y eso que aún no empieza del todo la temporada de lluvias», externó la hondureña.
Al mismo tiempo subrayó que las temporadas donde mayores toneladas de basura reciben en las playas son septiembre, octubre y noviembre.
No hay soluciones
Asimismo, compartió que son unos 300 negocios, entre pequeños, medianos y grandes que están siendo afectados directamente. También, aclaró que este no es un problema reciente, sino que viene desde hace décadas.
«Y no le miramos ninguna solución de parte del Gobierno de Guatemala. Deben poner un alto a esta situación que nos afecta», agregó.
Igualmente, la ciudadana cuestionó que hay muchos desechos que se quedan en las profundidades del mar y eso también afecta a los ecosistemas marinos.
Como ocurre en Omoa, la situación en las orillas de las playas de Puerto Cortés es similar. Toneladas de basura llegan y aunque limpian, siempre vuelve a pasar lo mismo.
Es un vaivén, limpian y regresa, cada vez con mayor rapidez y sobre todo con nuevos desechos que antes no se veían. De plásticos y troncos, ahora se encuentran jeringas, mascarillas, medicamentos y han llegado a ver hasta cadáveres de animales.
Las autoridades municipales de estos sectores afectados han enviado maquinaria para quitar la basura, pero de nada sirve si solo es una medida momentánea.
Un poblador de Puerto Cortés, indicó que el día que más habían recibido basura, fue el pasado sábado, hasta encontraron en la orilla de la playa municipal, un enorme árbol que arrastró la corriente.
Lo que exigen los afectados es que las autoridades puedan notar el enorme impacto que tiene este problema y que no solo se quede en una promesa. Los expertos ya han ratificado que las biobardas no son suficientes, pues la basura sigue llegando.
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