Bailar se ha convertido en una forma de terapia de movimiento para los pacientes con enfermedad de Parkinson. En particular, su práctica se asocia con efectos positivos sobre el bienestar mental y las habilidades motoras.
Un reciente estudio divulgado a través de Brain Sciences confirma estos beneficios y sugiere su práctica como parte del tratamiento para las personas con esta condición.
Lea también: ¿Sabías que el tamaño de tu cintura puede afectar el corazón?
La investigación, realizada por Joseph DeSouza y Karolina Bearss, de la Universidad de York, Canadá, determinó que los enfermos de Parkinson que participaron en un entrenamiento de baile semanal tenían menos deterioro motor y mejoras en el habla, el equilibrio y la rigidez en comparación con aquellos que no hicieron ningún ejercicio de danza. ¿Quieres saber más al respecto? A continuación, todos los detalles.
Bailar ayuda a los pacientes con Parkinson
Bailar con música unas 4 horas a la semana puede contribuir al alivio de gran parte de los síntomas debilitantes de la enfermedad de Parkinson. Esa fue la conclusión de un reciente estudio hecho por Joseph DeSouza, profesor asociado al Departamento de Psicología de la Universidad de York, y la candidata a doctorado Karolina Bearss.
Según los expertos, bailar contribuye incluso a nivel emocional.
Detalles del estudio
A través de esta investigación, los científicos pretendían crear una nueva estrategia de neurorrehabilitación a largo plazo con el fin de minimizar los síntomas del Parkinson. Por lo tanto, durante tres años y medio observaron el impacto del aprendizaje y la práctica de danza con música en un pequeño grupo de pacientes con esta enfermedad.
En concreto, 16 participantes con EP de leve a moderada (11 hombres y 5 mujeres), con una edad promedio de 69 años, fueron estudiados entre octubre de 2014 y noviembre de 2017. A su vez, se compararon con otro grupo de 16 pacientes con EP que no tomaron clases de baile.
Los pacientes del grupo de baile fueron emparejados por edad y de acuerdo a la gravedad de la enfermedad. Así, participaron en una clase de baile de 1,25 horas en la Escuela Nacional de Ballet de Canadá (NBS) y en las iglesias de Trinity St. Paul, como parte del programa Dance for Parkinson’s Canada.
Las clases se desarrollaron con música en vivo durante un calentamiento sentado, seguido de un trabajo en la barra y, por último, con movimientos por el suelo.
¿El resultado?
En las puntuaciones motoras, los pacientes bailarines tuvieron una tasa anual de cambio más lenta. Además, cuando se hizo la medición por día, mostraron menos deterioro motor en comparación con los no bailarines. Entre otras cosas, DeSouza destacó lo siguiente:
Así las cosas, más allá de disminuir los síntomas debilitantes de la enfermedad de Parkinson, bailar contribuye a la sensación de bienestar general. «Es casi como una terapia complementaria que les ayuda a afrontar lo que sea que estén pasando».
Hoy en día, gran parte de las intervenciones contra el Parkinson abarcan tratamientos farmacológicos. Entre tanto, los ejercicios y las terapias adicionales para estimular el cerebro están en un segundo plano. Por ello, DeSouza espera que estos datos arrojen luz sobre alternativas para estos pacientes, aunque aún se requiere más investigación.
Otros estudios sobre el baile y el Parkinson
Aunque el estudio de los profesionales de la Universidad de York fue el primero en su tipo, otras investigaciones previas también hablaron de los beneficios del baile en la enfermedad de Parkinson. Por ejemplo, un estudio compartido en European Journal of Physical and Rehabilitation Medicine concluyó que la danza mejora el equilibrio y la función de la marcha, así como la calidad de vida de los pacientes con EP de leve a moderada.
Entre tanto, a través de Journal of Rehabilitation Medicine se informó que bailes, como el tango argentino y el ballroom dance, benefician el equilibrio y la coordinación en personas con esta enfermedad. Asimismo, una revisión en Neuroscience & Biobehavioral Reviews expone que la danza no solo tiene efectos a nivel sensoriomotor, sino también en lo cognitivo, lo psicológico y lo social.
¿Qué hay que recordar?
Si bien los estudios sobre el baile y la enfermedad de Parkinson siguen en curso, por ahora las evidencias arrojan resultados positivos sobre este tipo de terapias complementarias. Por supuesto, antes de iniciar su práctica, es necesario evaluar cada caso en particular de la mano del neurólogo y del fisioterapeuta. Así se garantiza un entorno seguro para el paciente.
De igual manera, hay que considerar que estas terapias no reemplazan el tratamiento médico o farmacológico recetado. Es fundamental respetar todas las recomendaciones dadas por el profesional para evitar complicaciones.
Fuente: Mejor con Salud.
Nota para nuestros lectores:
? Suscríbete gratis a más información en nuestro WhatsApp. Haga clic en el enlace: https://bit.ly/2Z2UF3j