Redacción.- Es muy habitual colocarnos hielo de forma local tras un duro entrenamiento o justo al sufrir una lesión. La aplicación de este elemento físico para contrarrestar una lesión ha demostrado tener varios efectos positivos a la hora de limitar el daño sufrido.
En este artículo analizaremos estos efectos y cómo afectan a la persona que ha sufrido la lesión.
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Efectos del frío
Para analizar los efectos de colocar hielo sobre una lesión en cuanto aparece, debemos entender los efectos del frío sobre nuestro cuerpo de manera general.
- Se ralentiza la circulación. El frío causará una vasoconstricción local, es decir, que los vasos sanguíneos disminuyan su diámetro en el lugar donde lo aplicamos. Por lo tanto, llegará un menor volumen de sangre.
- Efecto analgésico. Congelar una lesión hace que se entumezca la zona, disminuyendo la capacidad de los transmisores del dolor de ejercer su función. Por lo tanto, no notaremos el mismo dolor que sin el uso de este elemento.
- Ralentización del metabolismo. Los procesos celulares tienen lugar de manera más lenta. Esto también hace referencia a la circulación más lenta y la debilitación de las señales nerviosas.
Lo único que hay que tener en cuenta es el efecto de compensación. Tras los efectos descritos anteriormente, el cuerpo intentará recuperarse y aplicará los efectos contrarios. Es decir, tras la aplicación del frío, llegará una vasodilatación, con un aumento de aporte sanguíneo y la consiguiente aceleración del metabolismo. Por lo tanto, deberemos realizar aplicaciones cortas y regulares para mantener este efecto al mínimo.
Efectos del hielo sobre una lesión
Una vez conocidos sus tres principales efectos, analicemos cómo afectan a una lesión que acaba de tener lugar.
La ralentización de la circulación va a jugar un papel importante a la hora de limitar el daño a nivel sanguíneo. Concretamente, el frío junto con la presión, va a limitar notablemente el edema que sufra el paciente. El frío limita la permeabilidad de los tejidos, y al haber menor cantidad de sangre, la cantidad que saldrá de los vasos sea significativamente menor.
Por otra parte, que disminuya la circulación también tendrá efecto a nivel inflamatorio. Junto a la limitación del edema, como hemos visto antes, esta la principal razón por la cual al frío se le atribuye un fuerte efecto antiinflamatorio.
En condiciones normales el cuerpo intentará mandar más sangre de la habitual a una zona lesionada para que las células de la sangre curen y reparen la zona. Sin embargo, no es capaz de entender cuándo hay suficiente, y cuándo hay demasiada sangre.
Por lo tanto, tenemos que limitar la cantidad de sangre que llega de manera inicial, pues un aumento prolongado enviado a un tejido lesionado, no solo se saldrá de los vasos como hemos visto anteriormente, sino que también aumentará el volumen y causará presión sobre los tejidos adyacentes.
El efecto analgésico también será clave al sufrir una lesión. Así, podremos limitar el dolor que siente el paciente y hacer que llegue en las mejores condiciones posibles al centro médico para que le hagan pruebas.
Indicaciones
Por todo lo anterior, será indicado colocar hielo o aplicar frío:
- Al finalizar una sesión de entrenamiento. En este caso, el frío servirá para relajar al músculo, así como limitar cualquier posible daño que haya sufrido (microrroturas, inflamación…).
- Lesiones agudas. Hablamos de esguinces, torceduras, etc.
- Dolencias o patologías cutáneas que cursen con dolor y/o picor.
- Edemas o lesiones en fase hemorrágica.
Contraindicaciones
Por el contrario, en los siguientes casos, congelar una lesión no será aconsejable:
- Si el paciente refiere hipersensibilidad al frío.
- Heridas abiertas.
- Hipertensión.
- Rigidez articular.
- Patologías que cursen con problemas de circulación, como la enfermedad de Raynaud.
Colocar hielo, pero hay que saber cuándo utilizarlo
Aplicar frío sobre una lesión es una manera eficaz de limitar el daño que sufren las estructuras involucradas. Sin embargo, hay que conocer los casos en los que únicamente obtenemos ventajas, y cuándo proceder por posibles contraindicaciones. Además, debemos recordar hacer aplicaciones cortas para prevenir quemaduras por frío, así como el efecto rebote.
Por otra parte, también cabe añadir que únicamente utilizaremos el frío en las fases agudas de la lesión, o tras una sesión de fisioterapia. Es decir, solo usaremos el frío durante los primeros días de la lesión. Una vez han pasado los estadios iniciales, se vuelve más favorable el uso de calor.
Fuente: Mejor con Salud.