TEGUCIGALPA, HONDURAS. Una red de de corrupción sería uno de los causantes de los saqueos de la caducada Secretaría de Desarrollo e Inclusión Social (SEDIS).
Según investigaciones y declaraciones del ministro José Carlos Cardona, recursos destinados a erradicar el déficit habitacional de las familias damnificadas y en extrema pobreza, fueron a parar a manos de funcionarios del gobierno Hernández.
La investigación informa que más de 200 ONGs creadas y alquiladas fueron involucradas en el desfalco, entre ellas ONGs dedicadas a brindar servicios de salud.
ONGs involucradas en saqueo
Además, pagaron albañiles para que les hicieran planteles con la ilusión de recibir el beneficio y dejar de pagar alquiler.
Los estafados son damnificados de Eta y Iota y un mar de personas que exigen les brinden una respuesta a su situación.
Modus operandi
Las empresas constructoras con venia de funcionarios SEDIS buscaban ONGs para desarrollar proyectos.
Una de las empresas constructoras “elegidas” las contactaba directamente y les proponía un proyecto de construcción de viviendas.
Asimismo, incluían proyectos de techos, pisos y letrinas en algún municipio por montos de hasta más de 10 millones de lempiras.
A las empresas constructoras no les importaba la finalidad para la que estaban destinadas las ONGs.
En el caso de algunas constructoras hasta buscaban a varias ONGs sin relación con la construcción de viviendas.
El trato consistía en que las ONGs se presentaran a SEDIS a solicitar el proyecto, presentara sus papeles en orden y esperara a que aprobaran el convenio para el desembolso.
Para adjudicar un proyecto era una garantía que las ONG no podían costear, pero las empresas constructoras la pagaban en una negociación.
Asimismo, las ONGs eran las que iban a administrar el dinero y ponían su firma en el convenio a la par del viceministro de turno.
Desembolso del dinero
Posteriormente las empresas constructoras desembolsaban el dinero de un seguro que era el 40 por ciento del valor del proyecto.
Al caer el dinero del convenio a su cuenta bancaria inmediatamente debían depositarlo en una nueva cuenta a nombre de las empresas constructoras, que prácticamente ya sabían el día y la hora cuando caería “la plata”.
De igual manera, las ONGs se cobraban su 10 por ciento en ese momento y dejaban los proyectos en manos de las empresas constructoras.
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