REDACIÓN. El camino de Olvin Ferrera para convertirse en pintor y eventualmente en diseñador gráfico, estuvo lleno de ensayos, dolor y finalmente redención.
A la edad de 18 años, Olvin dejó su natal Honduras para intentar entrar en los Estados Unidos cruzando México, fue deportado hacia Guatemala antes de que regresara a México a trabajar en construcción para enviar dinero a su familia en nuestro país.
Dos años después, mientras trabajaba en un proyecto eléctrico en México, Ferrera sin saberlo tocó un cable al cual no se le había interrumpido el fluido y recibió una descarga masiva de electricidad; fue hospitalizado con quemaduras severas por todo su cuerpo y ambas manos tuvieron que serle amputadas, forzándolo a enfrentarse con una vida que parecía vastamente muy diferente de ese punto en adelante.
“Me sentí limitado desde todo punto de vista”, dijo Ferrera. Eventualmente retornó a Honduras después de recuperarse en México y comenzó a experimentar con prótesis en sus brazos.
Se graduó de Diseño Gráfico del Centro Universitario Tecnológico (CEUTEC), quien lo benefició con una beca.
Habiendo completado su formación hasta el 6to grado, Ferrera retomó el proceso para finalizar su educación media y comenzó a pensar sobre qué podía hacer para sustentarse a él y a su familia, pues era ahora un hombre casado y consideraba tener un hijo.“Recuerdo que me gustaba pintar y dibujar cuando era joven”, dijo Ferrera, “así que comencé a dibujar solo para sentirme útil.” Este redescubrimiento de un pasatiempo de la niñez resultó ser un nuevo rumbo para su vida, mientras resolvía como sostener los lápices y las brochas con sus nuevas prótesis empezó a canalizar su energía creativa haciendo bellas pinturas y dibujos para sus amigos.
“Cuento cosas (a través de la pintura) que no puedo decir con palabras,” dice Ferrera. “Es una manera de liberarte de tu negatividad y tus limitaciones.
” Después de este descubrimiento, se matriculó en la carrera de Diseño Gráfico en el Centro Universitario Tecnológico (CEUTEC), quien lo benefició con una beca para que lograra su licenciatura. Se graduó en el año 2013 y ahora trabaja medio tiempo para una revista en Honduras y también es diseñador gráfico y pintor de forma independiente para clientes tanto nacionales como internacionales. Su mensaje para otras personas que como él enfrentan este tipo de dificultades es sencillo:
«Sin importar lo malo que ocurra en tu vida, siempre hay esperanza para más, para una vida mejor.”
Vía: “Hope Through Art for Honduran Artist”