REDACCIÓN. Aunque nos pueden salir várices por nuestro estilo de vida o como condición hereditaria, no son exclusivas de la mujer. Los varones también las pueden padecer, así como las personas más jóvenes.
Las varices constituyen, en líneas generales, un problema circulatorio. En sus fases iniciales se pueden manifestar como arañitas vasculares, que son pequeñas venas que se observan a través de la piel como si estuviesen rotas.
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Se define como várice al abultamiento, dilatación o tortuosidad de una vena o un segmento de la misma. Cuando esto ocurre en zonas superficiales o visibles del cuerpo, por ejemplo en los miembros inferiores, se observa como si hubiese un nudo. De hecho, se emplea el término noduliforme para referirse a ellas.
Las várices se encuentran entre las enfermedades vasculares más comunes, aunque luego pueden evolucionar a problemas más serios desde el punto de vista médico. Estos pueden ser peligrosos, como la trombosis venosa profunda.
Es necesario aclarar que, aún cuando las várices en las piernas son las más notorias, no son las únicas, pues se pueden presentar en otras partes, incluso en órganos internos. Las hay esofágicas y en el ano, donde tienden también a inflamarse y dilatarse con frecuencia, presentando las hemorroides.
¿Por qué aparecen las varices?
Como sucede con la mayoría de los problemas de salud, por qué aparecen las várices puede ser múltiple y diversa. En principio, los orígenes primordiales son la insuficiencia valvular junto con la debilidad de las paredes en las venas.
Esta respuesta nos llevaría a plantearnos, a su vez, otras preguntas: ¿Por qué se produce tal insuficiencia? ¿Qué hace que se debiliten las venas? ¿Por qué esto ocurre con más frecuencia en las piernas?
Según la teoría más aceptada, la principal causa de las varices sería la posición bípeda, uno de nuestros mayores orgullos como especie. Debido a esta posición de estar parados, el sistema circulatorio debe esforzarse un poco más para devolver la sangre de las piernas al corazón, luchando contra la fuerza de gravedad.
Agregado a esto se encuentra el hecho de que la mayoría de las personas tenemos un gran volumen en las piernas, que puede ser la mitad del peso del cuerpo en algunos individuos. Todo esto, en conjunto, provoca una una gran tensión o sobrecarga que el sistema trata de compensar de alguna forma, a través de mecanismos de impulso de la sangre venosa.
Factores asociados a la aparición de varices
Lo dicho hasta ahora aclara algunas cosas, pero no todas. Por ejemplo, no se explica por qué en algunas personas aparecen várices y en otras no, a pesar de que la mayoría permanecemos mucho tiempo de pie. Esto nos lleva a considerar un segundo grupo de factores que son causales o condicionantes, entre los que mencionaremos los siguientes:
- Factores hereditarios: relacionados con problemas de circulación en la familia.
- Edad: conforme nos hacemos mayores, nuestros tejidos envejecen y el funcionamiento de los órganos ya no es igual.
- Menopausia: también relacionada con la edad, en la menopausia se produce un desequilibrio hormonal que degenera en el síndrome de las piernas cansadas y en la aparición de várices. Las mujeres mayores de 45 años tienen un incremento de la tendencia al síndrome varicoso.
- Obesidad: al aumentar el volumen y la masa corporal, evidentemente el sistema circulatorio debe realizar más esfuerzo para irrigar los tejidos. Esto conlleva la insuficiencia de las válvulas que poseen las venas para evitar que la sangre vuelva hacia abajo.
- Estilo de vida: el sedentarismo y la mala alimentación contribuyen con la obesidad y, por consiguiente, con la aparición de várices.
Tratamientos disponibles
Para las várices existen diversas opciones de tratamiento, las que podemos resumir en los siguientes grupos:
- Médicos: entre los fármacos, los más usados son los anticoagulantes de uso tópico y, eventualmente, corticoides y diuréticos. Si estos no funcionan, se procede a la cirugía. Las técnicas quirúrgicas son diversas y abarcan desde microcirugía hasta intervenciones grandes con puentes venosos. Otra opción no invasiva es la escleroterapia.
- Naturales: el consumo de flavonoides, centella asiática y castaña de indias se suele emplear como complemento a otras terapias. En términos nutricionales se recomienda una dieta baja en sal y grasas, con mayor consumo de hortalizas y frutos secos. También el ejercicio es clave, ya que activa la movilización sanguínea.
- Estéticos: el láser y la fotoesclerosis cumplen funciones estéticas, ya que no profundizan en el problema, sino que solucionan el aspecto visual de la piel.
Las várices aparecen, pero son más que un problema estético
Para finalizar, es necesario recordar que si bien modifican la estética de las piernas, las várices no deben ser vistas como un problema único de estética. Por el contrario, son un signo de que algo no está funcionando del modo correcto en la circulación sanguínea.
Por ello, las várices deben tomarse en serio, con miras a un tratamiento que no sea solo pensando en lucir unas piernas hermosas para ir a la playa en verano, sino también para tener en orden nuestra salud.
Información verificada en blog «Mejor con Salud».
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