Redacción. El propietario de Whyalla Diving Services y defensor de la sepia gigante australiana, Bramley, ha observado durante años el apareamiento frenético y colorido de las sepias que se produce en el Parque Marino del Norte del Golfo Spencer, en el sur de Australia.
Para Bramley, el sitio solía ser solo de interés para los pescadores y los buceadores locales, que corrían la voz unos a otros avisando que «llegaron las sepias«.
En la actualidad, el fenómeno marino atrae a turistas e investigadores de todo el mundo a la pequeña ciudad siderúrgica de Whyalla, en la península de Eyre, en el sur de Australia.
La Sepia apama, es un tipo de invertebrado marino estrechamente relacionado con el pulpo, es un molusco inteligente que puede cambiar de color y textura al instante.
También se sabe que resuelven acertijos y pueden hipnotizar a sus presas convirtiendo su cuerpo en luces estroboscópicas, que emiten rápidamente colores a través de su piel para distraer y aturdir a un cangrejo o pez desprevenido.
A su vez, las habilidades de camuflaje han atraído la atención del Ejército de Estados Unidos, que ha investigado las habilidades de cambio de color de las sepias con la idea de replicar sus técnicas para uso militar.
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Maravilloso evento de la naturaleza
Entre los meses de mayo a septiembre, miles de sepias gigantes australianas se reúnen en las aguas cercanas a Point Lowly, en la parte más septentrional del golfo de Spencer, con el único propósito de aparearse.
Para esta época, Whyalla se convierte en el centro del show de sexo submarino más extravagante y uno de los eventos más espectaculares de la naturaleza: el desove de la sepia gigante australiana.
Las sepias más grandes del mundo se encuentran en las aguas del sur de Australia, pero solo en Whyalla se reúnen en grandes cantidades para aparearse.
«Una estimación del número de sepias que se concentraron en 2020 fue de 247.000, el más alto registrado», dijo el profesor Bronwyn M. Gillanders, un destacado investigador de sepias y director de la Facultad de Ciencias Biológicas de la Universidad de Adelaida.
Según el investigador, Whyalla atrae a las sepias debido a su paisaje marino único.
Por su parte la sección más norteña del golfo de Spencer ofrece muchos salientes rocosos que las hembras usan para poner sus huevos. Aunque las sepias se aparean en otros lugares, es aquí donde más lo hacen de todo el planeta.
Para los amantes del buceo, incluso para los que se sumergen sin oxígeno, con solo un tubo para respirar, es fácil observar los cefalópodos, pues se congregan justo frente a la costa, entre 2 y 6 metros.
Lucha por transmitir los genes
Asimismo, en un entorno en el que los machos pueden superar en número a las hembras en una proporción de 10 a 1, la competencia por transmitir los genes es feroz.
En la mayoría de las especies, el tamaño importa: los machos grandes y agresivos luchan contra sus rivales para ganar la oportunidad de aparearse. Esto también se puede observar en las sepias, ya que los machos grandes luchan entre sí por el dominio en presencia de una hembra.
«Los machos más pequeños tienen un dilema en sus manos, porque saben que no pueden ganar contra los mucho más grandes», explicó Sarah McAnulty, bióloga de calamares de la Universidad de Connecticut.
Los más pequeños han creado un enfoque alternativo: hacerse pasar por hembras para evitar la batalla.
Si la hembra decide aparearse, el espectáculo hace que te preguntes si la sepia ha estado tomando notas de una película para adultos.
Durante la torsión enredada de los tentáculos, la sepia se conecta y el macho deposita su paquete de esperma en la boca de la hembra, utilizando un tentáculo especialmente diseñado para tal tarea, conocido como hectocotylus.
Luego, la hembra retiene el esperma hasta que está lista para poner sus huevos.
Por su parte, la hembra se aparea con múltiples machos y puede usar una mezcla de diferentes depósitos de esperma para su nidada.
McAnulty, expresó: «Es la refutación definitiva a poner todos los huevos en una sola canasta».
Curiosamente, las hembras prefieren a los machos más pequeños que a sus contrapartes fornidas, según McAnulty, lo que indica que están seleccionando cerebros sobre músculos.
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