ESPAÑA.-Sólo en España, cientos de aficionados, que se bastan de unas nociones básicas de astronomía, estarán pendientes de nuestros cielos la madrugada del 11 al 12; esperan una lluvia de estrellas.
«El conteo de meteoros es muy simple», afirma José Carlos Millán, secretario de la Sociedad de Observadores de Meteoros y Cometas de España (Somyce). «Cuando se ve la estrella, se distingue por su trayectoria si es una perseida, se consulta su magnitud y se apunta la hora. Pero se necesita mucha gente observando desde diferentes partes del globo», afirma.
Todo ello se reportará a la International Meteor Organization (IMO), que agrupa a todos los aficionados del mundo. Y con sus cálculos, y tras actualizar constantemente la información, se sabrá, por fin, el número de Perseidas por hora visibles desde nuestro planeta. «De 1992 a 1994 la cifra aumentó. En 2000-2001 bajó, con unos 120 a la hora… Si logramos ver esta vez tres cada minuto, sería todo un logro. Podría ser la lluvia más activa de los últimos 15 años», dice Millás.
La cifra ha causado una expectación inusual este verano. Como cada año, nuestro planeta atraviesa en su trayectoria en torno al Sol la estela del cometa Swift-Tuttle, lo que da pie a que multitud de partículas, llamadas meteroides, choquen contra la atmósfera. La Tierra se va adentrando en esa nube y, por tanto, la actividad de las Perseidas aumenta. Son tan pequeñas como un grano de arena, pero, al impactar contra la atmósfera terrestre, alcanzan una velocidad de 210.000 kilómetros por hora. Aumentan su temperatura hasta los 5.000 grados, por lo que se desintegran y emiten ese destello característico. Para este verano la lluvia podría ser hasta cinco veces más intensa.
¿El motivo? «Cada cuatro años, estamos más cerca de Júpiter. Este planeta atrae las partículas y las acerca más a la órbita terrestre», explica Alejandro Sánchez, investigador del Instituto de Astrofísica de Andalucía (IAC).
Pero hasta que no ocurra, la incertidumbre es total. El mayor pico habla de 580 meteoros por hora. «La cifra procede de un investigador francés, Jérémie Vaubaillon, que en 2006 estimó esa cantidad, debido a un estallido del cometa en 1076. Pero no tiene mucha fiabilidad. El ‘‘pico’’ en el que hay más consenso es de 200 meteoros por hora. Aún así, prefiero que nos avisen y que no suceda, que no al revés», añade.
No en vano, este mismo científico ya auguró una lluvia de meteoros camelopardalis que, efectivamente, se produjo hace dos años… y, al final, no fue para tanto. Por ello, la observación directa es la mejor opción. «Algo tan tonto como contar estrellas fugaces sigue siendo algo puntero. Dependemos de observaciones visuales y la participación ciudadana es fundamental».
«Es ahora cuando empezamos a tener cámaras especiales para medir estos fenómenos, porque una cámara de vídeo convencional no las capta. De hecho, en el IAC estamos trabajando en un proyecto para lanzar globos sonda».
También está por verse cuál será la mejor hora para contemplar el espectáculo de las estrellas desde la Península. La «lluvia» comenzó a finales de julio y se prolongará hasta finales de agosto. Pero es esta semana cuando los meteoros son más visibles. Como indica Sánchez, hay tres grandes grupos de trabajo que han realizado sus predicciones: uno francés, uno ruso y otro americano. Este último, perteneciente a la NASA, es el que ha emitido un pronóstico más favorable a los intereses de los observadores españoles.
«Ellos señalan que el mayor pico podría darse en torno a las 2:00 horas, del 11 al 12. España estaría en la mejor zona de observación, porque la luna ya se ha puesto y su luz no interfiere». Sin embargo, otra de las predicciones no es tan halagüeña: las 13:00 horas del día 12, a plena luz del día, por lo que seríamos incapaces de ver nada. Lo que no cambia son los mejores emplazamientos para observar el fenómeno: la frontera entre Zamora y Portugal, el Parque Natural Sierras de Cazorla (Jaén), el Parque Nacional de Cañaberos (Ciudad Real), zonas abiertas de Extremadura, Córdoba y Albacete, las islas de La Palma y Lanzarote y, por supuesto, el Teide.
Siendo muy tentadores esos 500 meteoros por hora, lo cierto es que la cifra palidece en torno a otros fenómenos ya históricos. «No sería el caso más extremo de lluvia de estrellas. En 1833 se registraron más de 200.000 meteoros por hora, concretamente de leónidas. Si ves las ilustraciones de la época, da auténtico miedo…».