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jueves, noviembre 21, 2024

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REDACCIÓN. Es normal que luego de realizar alguna actividad física como caminarcorrer o con el entrenamiento en un gimnasio, distintas zonas del cuerpo empiecen a doler. ¿Se puede aliviar ese dolor muscular luego de entrenar? Claro que sí.

Esta sensación se conoce como dolor muscular tardío, porque se comienza a sentir después de 12 horas de haber realizado el ejercicio y se mantiene hasta 72 horas después; tiempo en el que el músculo se fortalece y crece.

Este dolor es ocasionado porque, al hacer ejercicio, se liberan sustancias en el cuerpo, como toxinas y ácido láctico, que se acumula en los músculos.

Estos son algunos métodos que te ayudarán a reparar los tejidos y activar la relajación en el flujo sanguíneo.

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Bebe un jugo de cereza Montmorency

Este se conoce por sus propiedades antioxidantes. Los estudios sugieren que puede reducir el dolor muscular y la debilidad que se siente tras una rutina intensa de ejercicio de fuerza.

Una de las principales razones se debe a los altos niveles de polifenoles incluidos los flavonoides y antocianina, que están presentes en ese zumo.

Si te parece demasiado ácido, puedes utilizar zumo de sandía como alternativa. Tiene un sabor agradable y ayuda a reponer los electrolitos después del ejercicio.

Come plátano

Si tu dieta incluye una cantidad suficiente de potasio pueden ayudar a combatir la deshidratación y los tirones musculares a medio entrenamiento, ya que aunque todavía no se sabe si previene el dolor muscular, si está claro que ayuda a controlar esta otra parte.

La cantidad adecuada de potasio al día es de 2500 miligramos, por lo que es imprescindible incluir alimentos ricos en ello (como el plátano) en tu dieta todos los días. Medio plátano aporta 400 miligramos de un 11% del valor diario.

Toma un baño muy frío

Una de las formas de aliviar el dolor muscular es alternar entre temperaturas calientes frías, lo que se puede hacer fácilmente tomando un baño.

Estas son llamadas “duchas de contraste” y deben durar entre 20 y 30 segundos con el agua más caliente que puedas aguantar y luego de 20 a 30 segundos lo más fría. Esto ayudará a combatir la tensión y mejorar el flujo sanguíneo, según el director de ‘fitness’ de Structure House, Dustin Raymer, especializado en dietas y entrenamiento personal.

Lo mejor es que el agua pase de más fría a más caliente mientras alteras. Cuando te vas acostumbrando vas aumentando la intensidad. La idea es crear un bombeo extremo de la sangre que infle los músculos, mandando la sangre hacia afuera, y después calentándose, mandándola de vuelta hacia adentro.

Así se puede conseguir enviar sangre fresca y nutrientes a los músculos con el fin de una rápida recuperación.

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