REDACCIÓN.- El COVID prolongado se puede desarrollar después de haber tenido la infección por el coronavirus. Entre los síntomas más frecuentes se encuentran la fatiga, la niebla cerebral, las palpitaciones y las dificultades respiratorias.
Investigadores de todo el mundo aún están tratando de entender sus causas pero algunos expertos ya consideran que el tipo de alimentos que se consumen pueden jugar un papel clave para ayudar a sobrellevar las secuelas de la infección por coronavirus.
Según el doctor Greg Vanichkachorn, que dirige el programa de Rehabilitación de Actividades tras el COVID de la Clínica Mayo, de los Estados Unidos, los síntomas son sólo “la mitad del cuadro. La otra mitad es cómo esos síntomas afectan a la capacidad de la persona para vivir su vida. Por desgracia, los síntomas de COVID de larga duración pueden ser bastante limitantes”.
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El COVID prolongado es esencialmente una condición post-infección que puede persistir durante semanas, meses o años – mucho después de que una persona dé negativo en la prueba de COVID-19. Pero la nutrición juega un papel vital. Las enfermedades del corazón, ciertos tipos de cáncer, los derrames cerebrales y la diabetes de tipo 2. también se combaten “con un cuchillo y un tenedor”, dijo Joan Salge Blake, profesora de nutrición de la Universidad de Boston. “Eso da poder porque tienes el control de lo que hay en tu plato y de lo que comes”, añadió.
Recientemente, la Asociación de profesionales que orientan en la alimentación saludable del Reino Unido (conocida por su sigla BDA) aclaró qué se debe tener en cuenta si una persona tiene COVID prolongado.
“Comer puede ser un reto cuando se está enfermo. Pero tu cuerpo necesita una variedad equilibrada y amplia de vitaminas, minerales, proteínas, energía, fibra y líquido para funcionar mejor y ayudar a la recuperación. Una buena ingesta ayuda a los músculos a reconstruirse, mantiene el sistema inmunitario y aumenta los niveles de energía. Entre las dietas con este equilibrio y diversidad se encuentran la dieta de tipo mediterráneo (considerada una dieta antiinflamatoria) y la Guía de Alimentación del Servicio Nacional de Salud del Reino Unido”.
La llamada “dieta mediterránea” permite tener una alimentación más equilibrada. Es beneficiosa para la salud en general; en concreto, una dieta mediterránea, rica en verduras, frutas, aceite de oliva, frutos secos y cereales integrales. Las frutas y las verduras, en particular, son “potentes” cuando se trata de vitaminas y minerales esenciales, dijo la doctora Blake en diálogo con CNBC. Sin embargo, eso no significa renunciar a la carne o a las proteínas. Sumar el pescado y el pollo son buenas opciones.
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