REDACCIÓN. Casi todos hemos sufrido de mal aliento en alguna ocasión. Los orígenes de este desagradable olor que emana de la cavidad bucal son múltiples, pero todos provocan un mismo resultado: una incómoda sensación tanto para el que la padece, como para quienes rodean al afectado.
Las causas son diversas, pero además de hábitos nocivos como pueden ser fumar o beber alcohol, una mala higiene bucal suele ser causante de ese mal aliento. Ahora bien, lo que quizá no sepas es que existen determinados alimentos que también pueden contribuir a que padezcas halitosis.
Te contamos cuáles son:
La cebolla
Imprescindibles en cualquier plato que se precie, pero con un olor bastante intenso que no se desprende fácilmente, gracias a sus elementos sulfúricos que generan halitosis.
Ajo
Habitual en este tipo de listas, porque a pesar de todos los beneficios que aporta a nuestro organismo, desprende unos sulfatos que contribuyen al mal aliento. Una buena higiene bucal ayuda a subsanar el problema.
Café
¿Adicto al café? Si te huele el aliento conviene que tengas cuidado con la cafeína, porque provoca deshidratación y convierte al organismo en un foco precioso para las bacterias, provocando además la disminución de saliva y provocando halitosis. Prueba a beber agua cuando tomes un café para evitar este problema.
Lácteos
Nos encantan, pero la proteína lactosa hace que se acumulen aminoácidos y otras bacterias en la cavidad bucal que, de no llevar a cabo una correcta higiene, se convierten en elementos sulfúricos que provocan halitosis.
Zumo de piña
De sabor y aroma muy dulces, es precisamente su contenido en fructosa (azúcar) y su acidez lo que favorece la aparición de bacterias en el organismo.
Legumbres
¿Te gustan las legumbres? Según cómo las cocines, pueden provocar mal aliento. Lo mejor es prepararlas en platos como las ensaladas, ya que los guisos conllevan sabores más fuertes.
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Brócoli
Al igual que el repollo o la coliflor, es un alimento rico en azufre, culpable del mal aliento.
Atún en lata
Todos hemos comido pescado en conserva alguna vez, y alguno recordará cómo alguien le ha dicho que «huele a pescado» varias horas después. La comida de mar por naturaleza cuando se oxida se vuelve amarga y emite un olor fuerte que empeora cuando se almacena en latas metálicas y oscuras como es el caso del atún en conservas.
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