Redacción. Las legumbres destacan por su calidad nutricional y sus beneficios para el organismo. Pero, también son la causa de reacciones adversas en algunas personas. Y aunque pueden llegar a producir graves problemas de salud, se puede convivir con toda normalidad con una alergia a ellas.
La alergia a las legumbres más común es a la soja y el cacahuete. Sin embargo, también pueden aparecer con judías, lentejas o garbanzos. Todas ellas pertenecen al mismo grupo de alimentos y son las semillas comestibles de algunas leguminosas.
Durante mucho tiempo han sido una fuente apreciada de nutrientes como las proteínas o la fibra, y de su consumo habitual se derivan beneficios para la salud. En América Central y del Sur, algunas regiones de Asia y en la cuenca mediterránea, tienen un papel preponderante en la dieta.
Pero si se padece una alergia es necesario evitarlas junto con todos aquellos alimentos que puedan contener algún derivado. Si quieres conocer sus síntomas y cómo actuar, aquí te lo explicamos con más detalle.
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¿Por qué ocurre la alergia a las legumbres?
La alergia a las legumbres es una reacción adversa del cuerpo tras la ingesta de este alimento. Incluso, puede producirse por el solo contacto físico con la legumbre implicada o con la inhalación del polvo de la harina.
Las alergias son reacciones del sistema inmunitario que identifica las legumbres como agentes dañinos para el organismo. En concreto, son las proteínas globulina, prolamina o albúmina las que se detectan como nocivas.
En la mayoría de los casos se presenta la alergia a una sola legumbre de forma aislada. Pero, algunas veces pueden existir también problemas con otras variedades (reacción cruzada) e incluso con otros alimentos como verduras o frutas.
Por esto es imprescindible acudir al especialista en caso de reacciones de tipo alérgico, para conocer de forma precisa qué alimentos causan problemas. Y a partir de aquí, se puede trazar un tratamiento y una dieta.
¿Cuáles son las legumbres más implicadas?
La aparición de una alergia alimentaria está muy relacionada con lo que se come de forma habitual. En consecuencia, la prevalencia de unos u otros agentes alérgenos es diferente en distintas zonas geográficas.
A nivel mundial son la soja y los cacahuetes los más implicados en las reacciones alérgicas. En los países anglosajones, donde el consumo de este último es elevado, se considera la alergia un problema de salud pública por los casos de muerte que suceden cada año.
Síntomas comunes
Como se ha visto, la alergia es una reacción de defensa del cuerpo ante un componente que reconoce como nocivo. En un primer momento aparece la sensibilización, cuando el sistema inmune registra este alimento como una posible amenaza.
Después se generan los anticuerpos, y con las ingestas posteriores estos se ponen en contacto con las proteínas de las legumbres. El resultado es la liberación de histamina y otros componentes inflamatorios con la consecuente reacción alérgica.
Sea cual sea el principal alimento implicado (lentejas, guisantes, garbanzos) los síntomas suelen ser parecidos. Como señala la fundación Anaphylaxis Campaign, las reacciones más habituales son:
- Síndrome de alergia oral: picor en la boca, labios, lengua o faringe.
- Urticaria y aparición de habas cutáneas en cualquier parte del cuerpo.
- Náuseas y vómitos.
- Rinitis.
- Dificultad para respirar y crisis asmáticas.
La complicación más severa es la anafilaxis. Se caracteriza por una caída brusca de la presión arterial y puede aparecer pérdida del conocimiento y asfixia. El principal peligro es que si no se trata de inmediato puede llegar a ser mortal.
El diagnóstico de la alergia a las legumbres
Con la aparición de este tipo de síntoma, después de ingerir un alimento, es necesario acudir al médico lo más pronto posible. Un diagnóstico erróneo conduce a dietas de evitación innecesarias con mayor riesgo de desnutrición.
Con un especialista o alergólogo se realiza una completa entrevista y anamnesis con el fin de determinar el alimento implicado. También, se realizan las pruebas de alergia propiamente dichas, entre ellas análisis de sangre y tests dérmicos.
Una vez encontrada la legumbre que produce la alergia, se examina la reacción a otras de ellas que están presentes en la dieta de forma habitual. Esto es así, pues en las legumbres pueden aparecer con facilidad reacciones cruzadas.
Tratamiento de los síntomas
Una vez diagnosticada una alergia a cualquier alimento existen dos vías de tratamiento. Por un lado, el médico especialista puede recomendar medicamentos para paliar sus síntomas. Pero, además es imprescindible eludir aquello que produce la alergia con el fin de evitar su aparición.
Los antihistamínicos son útiles para tratar aquellos síntomas leves y moderados de una reacción alérgica. Su función es bloquear los receptores de histamina de los tejidos, de modo que no llegan a aparecer los efectos cutáneos y respiratorios.
Para reacciones más graves, como una crisis anafiláctica, el tratamiento a aplicar es el uso de adrenalina o epinefrina. Se trata en ambos casos de drogas con una acción más potente.
Es por esto que es recomendable, que las personas con especial sensibilidad o riesgo de entrar en contacto con el alérgeno, dispongan siempre de una dosis a punto, para usar en casos de emergencia.
Por el momento, esta es la única opción terapéutica, y el alimento causante debe ser evitado siempre. Existe la posibilidad de encontrar en un futuro un tratamiento para eliminarlas. Por el momento, los estudios se realizan con los cacahuetes, y si los resultados funcionan podrían aplicarse más adelante al resto de legumbres.
Recomendaciones en la dieta
La única forma de evitar los síntomas y los problemas que acarrea una alergia alimentaria, es no ingerir el alimento que la produce. Por lo tanto, en este caso es necesario evitar la legumbre que se ha identificado como causante de la alergia.
El grado de sensibilidad individual y la severidad de los síntomas puede variar según los individuos. En el peor de los casos, algunas personas desencadenan reacciones por comer alimentos que han estado en contacto con las legumbres, que les causan alergia.
Estas deberán ir, en consecuencia, con mayor cuidado con lo que comen, y advertir siempre que se haga fuera del domicilio.
La industria alimentaria utiliza derivados de las legumbres como aditivos o conservantes y podrían causar también reacciones problemáticas. A modo de ejemplo se pueden nombrar los siguientes:
- Harinas de habas, soja, lentejas o judías para rebozados.
- Leche de soja como emulgente.
- Proteína de guisante en carne y pescado elaborados, alimentos sin gluten, sopas, salsas y productos horneados entre otros.
Últimas aclaraciones sobre la alergia a las legumbres
No hay que confundir las reacciones alérgicas a los alimentos con las intolerancias. En este último caso, aparecen reacciones adversas, pero en ellas no está involucrado el sistema inmunitario.
Ante cualquier señal o sospecha de una alergia alimentaria es recomendable acudir al médico y no realizar autodiagnósticos. Cuanto más rápido se conozca el agente implicado, más rápido se pueden tomar las precauciones adecuadas y reducir la exposición al factor desencadenante.
A parte del tratamiento indicado para los síntomas, la única forma de impedirlos es evitar la ingesta de las legumbres. Esto, vale tanto para las crudas como las cocidas. También, es necesario leer con atención las etiquetas de los productos por la posible existencia de trazas.
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