SANTA BÁRBARA, HONDURAS. Tras la denuncia de un padre que perdió a su bebé, por una supuesta negligencia en el Hospital Santa Bárbara Integrado, surgieron más acusaciones contra el centro asistencial y su personal.
Según la información que brindó el hondureño a medios de comunicación locales, la negligencia se dio porque a su esposa no la atendieron a tiempo, pues aparentemente no había nadie que le practicara una cesárea.
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La joven madre es originaria de Río Frío, Atima, y el progenitor de Cruz de Pacaya, San Nicolás, al occidente del país.
Por otro lado, el ciudadano, de nombre Maynor Ponce, aseveró que él y su esposa son de escasos recursos. Ante eso, no pudo comprar un ataúd y tuvo que llevarse el cuerpo de su pequeño en una caja de cartón.
«Es increíble, hoy me toca enterrar a mi criatura solo porque este hospital no tiene un médico para cesáreas», mencionó. Asimismo, él indicó que llegaron en tres ocasiones a solicitar la intervención para el parto, pero los despacharon.
«El 28 de diciembre y 3 de enero decían que no le tocaba el parto y resulta que el niño ya estaba muerto, porque mi esposa no sentía que se movía. Por eso, decidimos venir hoy 6 de enero nuevamente», explicó Ponce.
Ante este caso muchas personas en redes sociales empezaron a opinar, pero sobre todo surgieron más denuncias de varias ciudadanos que sufrieron lo mismo, algo similar o que les dieron una pésima atención.
«Da coraje. Es muy cierto, algunos doctores por estar con el teléfono no les importa nada ahí, cada quien ve como se las arregla», comentó una hondureña.
Otra precisó: «En el hospital de Santa Bárbara Integrado dan una atención pésima a las personas, más en el área de labor y parto. Por experiencia propia puedo asegurar que a ellos les vale, más en esas fechas de vacaciones».
«Le creo a este señor porque a mí me pasó lo mismo, no me atendieron y yo toda una noche con dolores. Le dije a un doctor que por favor me hicieran cesárea, me respondió: ‘ya regreso’ y volvió hasta el siguiente día», contó una hondureña.
Prosiguió diciendo: «Cuando me atendió, el corazón del bebé ya no estaba latiendo igual, se estaba muriendo dentro de mí. Me llevaron rápido a quirófano, mi hijo nació con sus deditos moraditos. Solo Dios estaba conmigo ese momento. Ese hospital no sirve, me arrepentí haber ido ahí».
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