AFP. La cúpula de los talibanes, que se preparan para formar gobierno en Afganistán en cuanto las tropas estadounidenses y extranjeras hayan abandonado el país, siempre ha estado rodeada de misterio, incluso cuando el movimiento gobernaba, entre 1996 y 2001.
Estos son los principales jefes del grupo islamista, el cual recuperó el poder el 15 de agosto, 20 años después de ser derrocado por una coalición militar liderada por Estados Unidos:
Hibatullah Akhundzada, el líder supremo
El mulá Hibatullah Akhundzada fue designado jefe de los talibanes en mayo de 2016 en medio de una rápida transición, días después de que un ataque de un dron estadounidense liquidara a su predecesor, Mansur.
Antes de su designación, Akhundzada era poco conocido, una figura de bajo perfil centrada en cuestiones religiosas y judiciales, y aparentemente no en las militares. Se creía que su papel al frente del movimiento era más simbólico que operacional.
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Hijo de un teólogo, originario de Kandahar, el corazón del país pastún en el sur de Afganistán y cuna de los talibanes, Akhundzada obtuvo rápidamente una promesa de lealtad de Ayman al Zawahiri, líder de Al Qaida.
Akhundzada tuvo la delicada misión de unificar a los talibanes, fracturados por una violenta lucha por el poder tras la muerte de Mansur, y la revelación de que habían ocultado durante años la muerte del fundador del movimiento, el mulá Omar. Logró con éxito mantener al grupo unido y continuó siendo bastante discreto y silencioso, limitándose a transmitir algunos mensajes anuales en los días festivos islámicos.
El mulá Baradar, cofundador
Abdul Ghani Baradar, nacido en la provincia de Uruzgan (sur) y educado en Kandahar, es el cofundador de los talibanes junto con el mulá Omar, fallecido en 2013.
Como muchos afganos, su vida se moldeó con la invasión soviética en 1979. En ese momento se convirtió en muyahidín, un combatiente islámico fundamentalista, y se cree que luchó junto con el mulá Omar.
Ambos habrían fundado el movimiento talibán durante la guerra civil afgana, a comienzos de los años 1990, cuando los jefes de la guerra combatían por controlar al país a sangre y fuego.
En 2001, tras la intervención estadounidense y la caída del régimen talibán, se decía que formaba parte de un pequeño grupo de insurgentes dispuestos a un acuerdo en el que reconocían la administración de Kabul. Pero esta iniciativa la rechazaron los norteamericanos, que ocuparon el país durante veinte años.
Abdul Ghani Baradar fungió como el jefe militar de los talibanes hasta que lo arrestaron en 2010 en Karachi (Pakistán). Lo liberaron en 2018 sobre todo por la presión de Washington.
Escuchado y respetado por las distintas facciones talibanas, fue nombrado jefe de su oficina política, ubicada en Catar. Desde el país del Golfo, llevó las negociaciones con los estadounidenses, que condujeron a la retirada de las fuerzas extranjeras de Afganistán
Regresó a Afganistán, a Kandahar, dos días después de la toma del poder por el grupo islamista, y luego se trasladó a Kabul.
Sirajuddin Haqqani, el jefe de la red Haqqani
Sirajuddin Haqqani es el hijo de un célebre comandante de la yihad antisoviética, Jalaluddin Haqqani, y también el número dos de los talibanes y el jefe de la red que lleva su apellido.
La red Haqqani, fundada por su padre, está clasificada como terrorista por Washington, que siempre la consideró como la facción combatiente más peligrosa ante las tropas estadounidenses y de la OTAN en las últimas dos décadas en Afganistán.
También está acusado de haber asesinado a algunos altos responsables afganos y de haber tomado como rehenes a occidentales para obtener un rescate o mantenerlos prisioneros, como el militar estadounidense Bowe Bergdahl, liberado en 2014 a cambio de cinco detenidos afganos de la cárcel de la base de Guantánamo (Cuba).
A los Haqqani los conocen por su independencia, sus habilidades en el combate y sus fructíferos negocios. Se cree que están a cargo de las operaciones de los talibanes en las áreas montañosas del este de Afganistán y que además tendrían gran influencia en las decisiones del movimiento.
El mulá Yaqub, el heredero
Hijo del mulá Omar, Yaqub es el jefe de la poderosa comisión militar de los talibanes, que decide las orientaciones estratégicas en la guerra contra el gobierno afgano.
Su ascendencia y sus vínculos con su padre, cuya figura se idolatra como jefe histórico de los talibanes, lo convirtieron en un elemento unificador dentro del amplio y diverso movimiento.
Las especulaciones sobre su papel exacto en la insurgencia son persistentes. Algunos analistas creen que su nombramiento al frente de esa comisión en 2020 fue solamente algo simbólico.
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