CORTÉS, HONDURAS. Son muchos lo traumas que han quedado en la vida de los ciudadanos que fueron afectados con las tormentas Eta e Iota, pues ahora no pueden ni dormir tranquilos, porque en cualquier momento el agua podría entrar a sus casas y llevarse todo lo que han conseguido con esfuerzo.
El solo escuchar el ruido de las gotas cayendo por el techo se convierte en una pesadilla para estas personas, que aunque pasa el tiempo no dejan de sentir el temor.
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Algunos afectados, charlaron sobre esto con periodistas de Diario TIEMPO y abrieron su corazón para contar todo lo que sienten cuando las autoridades anuncian que llegará un fenómeno climático.
«Cuando hablan de lluvias uno se pone tenso, expuesto, sobre todo nosotros en La Lima. Realmente ya no quisiera vivir aquí, por el miedo que tengo siempre, amo ahí, pero es triste vivir así, de hecho no solo en La Lima, sino en cualquier lado que se pueda inundar», comentó un joven, quien justamente perdió todo, cuando se acercaba su cumpleaños.
Por otro lado, manifestó que la última ocasión que decretaron alerta roja, él estaba en el trabajo y recibió una llamada de su madre, diciendo que en las noticias hablaban sobre la fuerza de los ríos.
«Me dijo que pidiera permiso y mis jefes me dieron luz verde. Llegué a la casa y empecé a subir todas las cosas que hemos conseguido con sacrificio y ayuda, después de perderlo todo con Eta e Iota», prosiguió.
Con los pies afuera de la cama
Otra ciudadana de la Céleo Gonzales, expresó que no tiene formas de describir el sentimiento al escuchar la lluvia.
«A mí antes me encantaba la lluvia, pero desde las inundaciones, cuando vimos que no se detenía y el agua seguía ingresando a la casa, nada fue igual. Después de regresar y ver todo el lodo, me traumó», externó.
De igual forma, la hondureña rememoró el momento en que las autoridades alertaban sobre Eta e Iota y según indicó, es el mismo sentir que tuvo, recientemente, con la tormenta Julia.
Otra de las afectadas que tuvo Eta e Iota, determinó que la pesadilla se repitió. «Ahora cada vez que llueve nos toca dormir con los pies afuera de la cama, para sentir si entra el agua, además escuchar las sirenas de evacuación, dan hasta ganas de llorar», detalló.
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