Redacción.- El Gobierno de Gustavo Petro y la guerrilla del ELN lograron una serie de acuerdos humanitarios en el marco de las conversaciones llevadas a cabo en Caracas, Venezuela. Uno de ellos es que la comunidad de indios emberas pueda regresar a sus tierras originarias.
Durante los años de violencia armada, esa comunidad debía huir y abandonar el
Alto de Andágueda, su lugar de origen.
La consecuencia es que se dispersaron por todo el país y muchas familias emberas están en situación de calle o en viviendas precarias por las grandes ciudades como Bogotá, Cali y Medellín.
El acuerdo al que se llegó tenía el visto bueno de las partes antes de llegar a las conversaciones por primera vez, el pasado 4 de octubre. Ahora falta llevarlo a cabo. Gustavo Petro no es el primer presidente que se sienta a negociar condiciones de paz con las organizaciones armadas.
Sin embargo, el contexto actual, más los acuerdos firmados por el expresidente Juan Manuel Santos en 2016 son un impulso importante.
ELN y la FARC
A diferencia de las FARC, que se convirtieron en un partido político, los jefes del ELN
quieren quedarse en los territorios donde tienen sus bases, pero sin estructuras armadas.
Su intención en la mesa de negociación es resolver algunos problemas históricos de los más desprotegidos del país.
Entre las comunidades vulneradas en las montañas y el campo se encuentran los emberas. Jairo Montañez, coordinador de las autoridades indígenas de una región, sostiene que les han hecho saber que a partir del 20 de diciembre comenzarían las tareas del Estado para que esas comunidades regresen a sus lugares de origen.
“Estamos de acuerdo con los retornos, pero necesitamos garantías. Desconocemos las
garantías reales que se les va a dar a los que regresen. Esa ha sido nuestra queja constante”, añade Montañez.
La tragedia de los emberas ha sido muy visible en Bogotá. En la capital del país, se
instalaron en uno de los parques más importantes para denunciar las amenazas y la violencia que sufren de parte de los grupos armados.
Ahí estuvieron durante meses, en condiciones muy precarias. Incluso, un niño murió de frío. Fue durante el gobierno de Iván Duque, contrario a los acuerdos firmados por su predecesor Santos y con muy poco interés en firmar acuerdos con el ELN.
Violencia
A tal punto que las persecuciones de los paramilitares, hicieron que la violencia escalara. El punto máximo fue la una camioneta cargada de explosivos en una escuela de Policía que provocó la muerte de 22 personas.
Duque firmó un acuerdo con los emberas que estaban en el parque en Bogotá para garantizar unas condiciones seguras en el regreso a sus pueblos. Sin embargo, el ex presidente no cumplió. Ahora, Petro quiere que ese regreso se convierta en una realidad.
A mediados de octubre, los emberas protestaron por las calles de Bogotá. La protesta
acabó en graves disturbios. Las autoridades aseguran que algunos manifestantes comenzaron a agredir a funcionarios públicos con palos y piedras antes de aparecer la policía.
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Petro condenó la violencia, pero días después aseguró que lo importante era buscar una solución para una comunidad olvidada desde hace medio siglo.
La nueva directora de la Unidad para las Víctimas, Patricia Tobón Yagarí, dijo hace dos semanas que su plan es acelerar el cumplimiento de las decenas de sentencias, tutelas y
pronunciamientos de la Corte Constitucional e infinidad de órdenes judiciales que mandan al Estado a intervenir de fondo para resolver los problemas de estas comunidades emberas, según publicó el diario El Espectador.
Este tema, convertido en clave para avanzar en el diálogo, llegó a un compromiso de ambas partes en Caracas.
La paz con el ELN deberá culminar con la entrega de armas por parte de los guerrilleros, pero con los compromisos por parte del gobierno de evitar la persecución de las fuerzas de seguridad y los paramilitares. Además, de poner en marcha los recursos para mejora las condiciones una vez que la comunidad embera esté de nuevo en sus territorios.
Fuente: AFP, El Observador