TEGUCIGALPA, HONDURAS. El calendario marca sábado 6 de noviembre y en Honduras se respira un ambiente relativamente tranquilo, reposado y sin más que alguna incidencia adicional de las problemáticas ya conocidas, una antítesis total de lo se vivió hace exactamente un año.
En esta fecha, pero de 2020, las honduras que alguna avistó el navegante español y sus hombres se parecían más a una ciudad perdida de la Atlántida perdida, sumergida por el azote de fenómenos pocas veces vistos.
Dos huracanes sin igual marcaron para siempre la vida de millones. Eta fue primero, ingresando como una “simple” tormenta tropical que, en su momento, los más atrevidos decían sería solo un evento más de la temporada lluviosa y rápidamente desaparecería.
Sin embargo, en cuestión de días cobró fuerza en demasía, convirtiéndose en un huracán que aterrorizó hasta al más incrédulo.
Pero el pueblo hondureño no terminaba de sacudirse los embates inmensurables de Eta cuando las fronteras patrias advertían que otro evento meteorológico se avecinaba, alistándose para dejar una huella negra en la historia del país.
Diario Tiempo le comparte los sucesos más relevantes que ocurrieron ese particular 6 de noviembre de 2020, una fecha que no se borra en la memoria de miles de hondureños.
¿Qué pasó el 6 de noviembre de 2020?
Para este momento, ya Eta había dejado casi bajo el agua a una buena parte de los 18 departamentos del país. Los expertos del Comité Permanente de Contingencias (COPECO) ya daban los informes de cuán crítica estaba la situación.
«El Cajón» suspende descargas controladas
Uno de los primeros problemas que se reportaba era el temor que la Represa Hidroeléctrica Francisco Morazán, «El Cajón», sobrepasara su límite de capacidad ante las constantes lluvias que provocaba Eta ese fin de semana.
Afortunadamente, la represa se mantuvo a un nivel que no representaba una amenaza para los habitantes de zonas aledañas.
De igual manera, se anunciaba que los operarios del embalse ya no harían más descargas controladas debido a que, según pronósticos, las lluvias disminuirían.
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Honduras pide ayuda al mundo
Las constantes lluvias, las inundaciones, hectáreas enteras de cultivos anegadas y muchos otros factores provocaron que las autoridades anunciaran la necesidad de apoyo por parte de entes internacionales.
Fue mediante la Cancillería que se anunció que el país estaba en números rojos y que era imperativo acudir a la solidaridad de países hermanos.
Mediante una nota, la Cancillería informó a las misiones diplomáticas y organismos internacionales que el gobierno hondureño declaró “Estado de Emergencia en los 18 departamentos del territorio nacional por motivo de los efectos ocasionados por la tormenta Eta”.
“En consideración a esta emergencia, el Gobierno de Honduras hace un llamado a la comunidad internacional, gobiernos amigos y organismos internacionales a brindar asistencia humanitaria y financiera”, cita la nota.
Según indicaba el canciller hondureño Lisandro Rosales, toda la ayuda que recibieran se usaría para ayudar a las familias damnificadas, así como empezar a restituir varias zonas afectadas por Eta.
Países responden al llamado
Fue ese mismo día que Rosales confirmó que el llamamiento de solidaridad ya tenía algunas respuestas. “En horas tempranas hicimos coordinaciones con varios gobiernos. Tenemos ofrecimientos de Colombia para enviar equipo para poder ayudar”, anunció.
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“Estados Unidos, a través de la Fuerza de Tarea Bravo, ya está gestionado las operaciones que están en la zona, ya fueron aprobadas las operaciones por parte del Comando Sur”, agregó, al momento de manifestar que más naciones estaban dispuestas a contribuir en esta emergencia.
Familias urgiendo rescate
Las fuertes lluvias provocadas por Eta ya habían ocasionado severos daños en varias regiones del territorio cinco estrellas.
La incesante cantidad de agua desencadenó en un sinfín de inundaciones que dejarían a muchos hondureños sin siquiera un techo para protegerse.
Uno de los lugares más afectados por Eta fue el sector de Valle de Sula, donde muchos habitantes estaban atrapados por metros de agua que parecían hasta innavegables.
Familias completas pedían ser rescatadas, pero esto se dificultaba porque las calles y carreteras que conducían al Valle de Sula se encontraban dañadas por las «catastróficas» precipitaciones.
Sectores como La Planeta y la Céleo Gonzáles también sucumbían y eran múltiples los reportes de damnificados clamando por auxilio. El caos se desató y las imágenes eran muy duras.
Se suspendía la circulación por dígitos
Ante la crisis climatológica que azotaba a Honduras, las autoridades gubernamentales tomaron la decisión de suspender la circulación por dígitos que estaba establecida debido a la pandemia de coronavirus.
El propósito de la medida era que la población pudiera abastecerse de alimentos y demás productos de primera necesidad sin tener problemas con las fuerzas de seguridad. Siempre hubo miedo a la COVID-19, pero en ese instante había imperaba la necesidad de sobrevivir a la debacle climática.
Presencia de cocodrilos
Los habitantes de Choloma, Cortés, no solo tenían que preocupase de las lluvias y de las inundaciones que se registraban en ese sector, pues también estaba la inusual amenaza de un gran número de cocodrilos que se escaparon de un parque cercano.
“Deben tener mucho cuidado, en la parte de atrás de la maquila Gildan. Esa era una reserva llamada Biotop, ahí tenían una cantidad grande de animales, entre muchos cocodrilos que se criaron allí y ellos los protegían”, relató un vecino de la zona.
“Esos cocodrilos fijo salieron al llegar al máximo nivel las lagunas; las personas de Los Castaños deben tener mucho cuidado en esas aguas”, agregó.
Con esta nueva información, se rompieron las alarmas en vista de que se trata de animales muy peligrosos. Los pobladores comenzaron a tomar especial cautela al momento de pasar por algún lugar cercano al descrito.
Ni un huracán detiene a los criminales
Ni en momentos de emergencia como el de Eta desapareció la delincuencia en el territorio nacional. COPECO reportó múltiples incidencias de extorsión, robo y vandalismo, aún en medio de los rescates humanitarios.
De acuerdo a información brindada por la institución, antisociales cobraban dinero para poder autorizar el paso del personal voluntario a diferentes vecindarios.
Se trataba de un tipo de impuesto de guerra a los rescatistas y los operarios de lanchas privadas, quien cedían solo con el propósito de llegar a las zonas más vulneradas.
“Hemos tenido que lidiar con el vandalismo, hubo personas que robaron lanchas para meterse a robar en las viviendas. Eso pasa cuando se está rescatando a una persona, por eso es que se tiene que estar vigilando a los antisociales”, expresó un agente de COPECO.
Carreteras dañadas
Eta, en su paso por el país, dejó millonarias pérdidas y las autoridades confirmaban que se habían identificado ya aproximadamente unos 600 tramos carreteros destruidos. También, unos 15 puentes caídos.
También, el gobierno y la empresa privada anunciaron que se iniciaría de inmediato el proceso de reconstrucción de la infraestructura vial dañada.
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Primeros recuentos del desastre
Para ese momento, los cuerpos de socorro ya contabilizaban 20 personas muertas entre adultos y niños, miles de damnificados y personas desaparecidas. A ello se suma la pérdida de cultivos agrícolas, carreteras destruidas, puentes dañados y otras infraestructuras que sufrieron daños antes y durante Eta. El peligro no terminaba y la crisis apenas iniciaba.
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