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jueves, noviembre 21, 2024

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REDACCIÓN. Seguramente has oído más de una vez que solo usamos el 10 % de nuestro cerebro o que consume la mitad de la energía de nuestro cuerpo. Todavía hay muchos mitos sobre este órgano complejo del que cada vez sabemos más pero que aún alberga muchos misterios.

Los profesores Diego Redolar, neurocientífico y psicobiólogo, acompañado de Joan Campas, investigador de la relación entre la neurociencia y las humanidades, compartieron algunos de los diez neuromitos más extendidos.

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  • Solo utilizamos el 10 % de nuestro cerebro

Los expertos explican que la verdad es que lo usamos todo. No hay una cantidad de materia neural de reserva esperando a que se le asigne otro trabajo

«Esto lo confirman miles de escáneres cerebrales en los que se pueden ver ondas de actividad que cruzan todo el cerebro, incluso cuando se pide a los sujetos que no piensen en nada», aseguran.

  • Las neuronas, a diferencia de otras células, no se regeneran

Apuntan que existe la creencia de que nacemos con un número determinado de células cerebrales y que cuando nos hacemos adultos es imposible generar otras nuevas.

«Teorías recientes lo desmienten y sugieren que en que el cerebro adulto de una rata se produce todos los días entre 5.000 y 10.000 neuronas nuevas, concretamente en el hipocampo», aclaran.

Nuestro cerebro es un órgano sumamente importante.

La principal función del hipocampo es la memoria inmediata. En las personas con alzhéimer es lo primero que se deteriora, por eso no recuerdan lo que les acabas de decir o quién los ha llamado por teléfono.

  • El cerebro gasta la mitad de energía corporal

De acuerdo a Redolar y Campas este es uno de los mitos más extendidos sobre el cerebro. Sobre ello, los expertos reconocen que «es cierto que las células nerviosas tienen necesidades energéticas muy elevadas».

«Sin embargo, el encéfalo lo que utiliza es el 20 % del total del oxígeno corporal y una fracción similar de glucosa», explican. Así pues, el cerebro no consumiría el 50 % de la energía corporal.

  • Tras el nacimiento, el cerebro tarda meses en madurar

No tarda unos meses, sino mucho más. De hecho, el cerebro es el órgano que tarda más en madurar.

«El desarrollo del sistema nervioso es diferente según las estructuras y regiones corticales. Por ejemplo, las áreas prefrontales son las últimas en completar el proceso de desarrollo y lo hacen alrededor de los dieciocho años de edad», afirman.

Esto implica que, a medida que madura la corteza prefrontal, el individuo empieza a adquirir una serie de competencias relacionadas con la capacidad de inhibición de respuestas no apropiadas, el razonamiento abstracto, etc.

Por tanto, el cerebro va cambiando y madurando hasta la edad adulta. Se sabe por ejemplo que a los 14 años es cuando empiezan más trastornos mentales. A esta edad el cerebro experimenta muchos cambios, pero es tan plástico que se puede lograr que madure de forma sana con las estrategias adecuadas, evitando así trastornos mentales futuros en adolescentes de riesgo.

Profesionales aclaran dudas del cerebro.

También se sabe que el alcohol o un coma etílico a los 14 o 15 aumentan el riesgo de trastorno mental porque el cerebro es inmaduro. A medida que el cerebro llega a la edad adulta es más estable, aunque nunca deja de cambiar.

  • En la vejez no se crean nuevas conexiones neuronales

«A lo largo de la vida se van generando conexiones cerebrales, incluso durante la vejez. La plasticidad del cerebro, es decir, su capacidad de cambio está siempre presente. No solo durante el proceso de desarrollo del cerebro, sino también una vez está completamente formado.

«Eso sí, a medida que las personas se hacen mayores, la conectividad entre las neuronas no es tan susceptible al cambio, su maleabilidad disminuye», advierten.

La práctica de ejercicio y, sobre todo, la estimulación del cerebro mediante el aprendizaje de cosas nuevas generan nuevas conexiones neuronales, independientemente de la edad que tengas.

  • La duración del bostezo indica el oxígeno que necesita tu cerebro

Este mito sí sería en parte cierto. Un estudio reciente ha revelado que la duración de un bostezo predice el peso del cerebro y el número de neuronas en la corteza, donde residen las capacidades cognitivas.

«Las especies en las cuales se observan bostezos más variados y de más duración (más largos) son los que tiene el cerebro de mayor peso y un número de neuronas más elevado en la corteza cerebral», explican los profesores.

  • El cerebro de algunos animales no duerme

Totalmente falso. Dormir está ampliamente extendido en el mundo animal, aunque esto pueda ser desadaptativo para un tipo de vida determinado. Por ejemplo, para el delfín del río Indo del Pakistán (Platanista indi), dormir puede suponer un peligro porque es ciego y nunca deja de nadar.

«De todos modos, este animal duerme un total de unas siete horas diarias, en intervalos que duran entre cinco y cincuenta segundos. Otros mamíferos marinos tienen un sueño unihemisférico, y van alternando los hemisferios», concluyen.

  • El talento es innato

«La carga genética predispone al talento creativo, pero el entorno también juega un rol muy importante», señalan los profesionales.

Las experiencias que viven las personas influyen en la formación de sus conexiones cerebrales, necesarias para generar soluciones innovadoras. Por tanto, las vivencias o el entorno en el que hemos crecido es clave para potenciar nuestro talento y habilidades.

¿El cerebro determina la capacidad creativa y analítica?

Sin embargo, señalan que hay datos contradictorios sobre este mito. Se han encontrado algunos casos que, después de una lesión cerebral, una persona tiene grandes habilidades artísticas. Por ejemplo, en pacientes que tienen demencia semántica aumenta su capacidad artística por la pintura.

  • Escuchar una grabación al dormir permite aprenderla

Ni es cierto ni es tan fácil. Existen varios estadios del sueño que facilitan diferentes tipos de memoria, pero previamente es necesario haber adquirido la información durante la vigilia.

Por lo tanto, no sirve de nada escuchar una lección grabada mientras dormimos si previamente, cuando estábamos despiertos, no nos la hemos preparado.

  • Cuando envejecemos vamos perdiendo los recuerdos

Con la edad todo el cuerpo se resiente, incluido el cerebro y, en concreto, el hipocampo que es responsable de la memoria reciente. La gente mayor va perdiendo la capacidad de retener información nueva. Pero a pesar de ello, puede recordar todo lujo de detalles de episodios pasados.

Fuente: Saber Vivir


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