COMAYAGUA, HONDURAS.- El día parecía que terminaría como los anteriores: reos dentro de sus celdas, elementos de seguridad vigilando todos los puntos y un silencio que lo abarcaba todo, pero no pasó.
Ese 14 de febrero del año 2012 ocurrió una tragedia en la Granja Penal de Comayagua. Muchas dudas quedaron en el aire, pero lo cierto es que muchas familias hoy derraman lágrimas al recordar a sus parientes que fallecieron en una de las peores catástrofes penitenciarias de Latinoamérica.
A eso de las 10:55 de la noche, hace 10 años, medios de comunicación reportaban un incendio en la cárcel de Comayagua. Quien se encargó de confirmar la noticia fue el entonces sargento del Cuerpo de Bomberos, Josué García.
Llanto, gritos y lamentos se comenzaron a escuchar dentro de la cárcel, una parte de los reos lograron salir con vida, otros quedaron con quemaduras y graves, pero muchas vidas se perdieron ese día.
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Según el reporte brindado, el pavoroso incendio dejó unos 360 muertos, 50 desaparecidos y cientos de heridos. Además de eso, el portavoz de la Secretaría de Seguridad en ese momento, Héctor Iván Mejía, aseguró que 857 reclusos estaban en el penal. De ese número, 496 resultaron ilesos, y los heridos fueron trasladados a hospitales.
«Fue algo cruel, doloroso y desgarrador»
Para Claudia Silva, madre de uno de los 360 privados de libertad que perdieron la vida, recordar este hecho le provoca dolor, pero con el pasar de los años ha aprendido a sobrellevarlo.
Marco Vinicio Silva era el nombre de su hijo. Claudia lo recuerda como un joven cariñoso y luchador, al hablar de él la voz se le quiebra y se le llenan los ojos de lágrimas.
«Fue algo cruel, doloroso, desgarrador y lo sigue siendo, nunca los echamos al olvido», dijo en declaraciones a medios hondureños. Como Claudia, cientos de madres recuerdan entre llanto a sus familiares que perecieron en el incendio.
Algunos «implicados» quedaron libertad
El 14 de marzo del año 2017, el Tribunal de Sentencia en Comayagua absolvió a algunos acusados de causar el incendio en la cárcel de Comayagua, que acabó con la vida de cientos de reos.
Uno de los imputados era el exdirector de ese recinto penitenciario, Wilmer Obdulio López Irías; también al encargado de las llaves del recinto carcelario, José Víctor Mejía, a quien se le acusó por el delito de violación de los deberes de los funcionarios en perjuicio de la administración pública.
Según el relato de algunos testigos, Mejía se tardó en abrir las puertas mientras se expandía el fuego, lo que provocó que las llamas alcanzaran a los reos.
Asimismo, Santos Soriano, Andrés López y Rito Yanes Licona, son otras personas que estaban bajo sospecha, sin embargo, no se les acusó de ningún delito que los relacionara con el incendio.
¿Cómo inició el incendio?
Según las autoridades de la Policía Nacional (PN), el incendio lo originó una mano criminal, aunque nunca se conoció a ciencia cierta al responsable. Como dato preliminar se manejó que un menor de 13 años identificado como «El Chelito» lo provocó.
Sin embargo, después de arduas investigaciones, se llegó a la conclusión de que el siniestro lo provocó una persona que escapó. Esa noche, mientras todos trataban de escapar de las llamas, cientos de reos se fugaron.
Hasta la fechas, familiares de los fallecidos piden justicia. A 10 años de la tragedia, el incendio que arrebató cientos de vidas sigue en el aire.
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